El arte y el cáncer cara a cara. Una paleta de color frente a los grises y claroscuros que atraviesan enfermos y familiares durante la convalecencia. Y al final, una obra cargada de sensaciones. Es el reto y la magia de la exposición que ayer se inauguró en la Cámara de Comercio de Cáceres, con piezas del taller de pintura de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), incluido en el programa Muchoxvivir . Una de las primeras obras que se ve al entrar en el patio de la Cámara de Comercio muestra a una mujer enjugándose las lágrimas. Delante de ella hay un pájaro de color negro y en el trasfondo de esa obra está la desazón y la agonía que Vicente Machacón sentía en el momento en el que decidió coger los pinceles. "Para mí la pintura fue todo, porque me permitió expresar lo que vivía", recuerda. Acababan de diagnosticarle un cáncer de cavum, uno de los más raros en España.

Han pasado tres años y 12 cuadros desde entonces, y en ellos se aprecia la evolución que él ha seguido. Tras la angustia, la serenidad. "Después comencé a pintar el mar, porque me da mucha tranquilidad", cuenta. Y con el recuerdo del mar continúa. "Nunca te vas a evadir de la enfermedad, eso está grabado, pero --la pintura-- sí me ha permitido dejar de estar en casa machacándome", cuenta del taller.

La exposición está integrada por 60 obras realizadas en la actividad que dirige Carmen Holguín, en la que participan 38 personas. Son obras realizadas tanto por enfermos de cáncer, como por sus familiares, que también asisten al taller. "Hay gente que el primer día viene llorando y después se preguntan por qué no han empezado antes a pintar", explica Holguín, que puso en marcha esta actividad terapéutica, tras superar un cáncer. A ella la pintura la mantuvo activa cuando la enfermedad la jubiló de su tarea de maestra en Alcuéscar. En cuanto a sus nuevos alumnos, "la pintura les ayuda a deshinibirse", cuenta "y convierten cada obra que terminan en un logro, en un momento de alegría y superación", añade.

Precisamente eso fue lo que animó a Juana Moreno y a Eva Plata a pintar. La primera es una de las últimas incorporaciones al taller, en enero, tras enviudar. Por eso aún no tiene ninguna obra que exponer, aunque está trabajando en una Menina.

Eva Plata cogió los pinceles hace dos años. Ella representa a aquellas personas que se ven sacudidas por la enfermedad aunque no la tengan. En su caso, fue en la piel de su marido. "Entré en el taller sin pensarlo", recuerda. Y ahora reconoce que se alegra de haberlo hecho, "porque moralmente me ha ayudado muchísimo. Cuando pintas te olvidas de todo, y a mí me ha permitido salir adelante", asegura. Además ha descubierto una vena artística que desconocía que poseía, y que la ha puesto cara a cara con Klimt para pintar una de sus obras más célebres: La Maternidad . Tras superar el reto, ya tiene otro: pintar flores. "Es la mejor terapia", dice.