La guerra entre colombianos desencadenada en junio de 1964, cuando el Gobierno conservador de entonces lanzó una ofensiva militar contra un grupo de campesinos comunistas alzados en armas y refugiados en la bautizada como República de Marquetalia, en el suroeste del país, terminó oficialmente ayer, con la firma solemne del acuerdo de paz entre el presidente Juan Manuel Santos y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko.

La histórica ceremonia, celebrada en el patio de banderas del Centro de Convenciones de Cartagena de Indias, sirve no solo para dar la debida importancia al final de 52 años de guerra, sino que escenifica el abrumador apoyo de la comunidad internacional a la terminación del conflicto; un espaldarazo esencial a seis días del crucial plebiscito en el que los colombianos están llamados a refrendar el acuerdo.

Al acto celebrado en la ciudad caribeña, blindada con 2.700 policías para la ocasión, asistieron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, así como 15 jefes de Estado de la región, entre ellos los presidentes de Argentina, México, Perú, Brasil, Bolivia, Venezuela, Cuba, Chile y Ecuador. «Nadie se puede oponer a la paz y les deseamos toda la suerte y el ímpetu del mundo para que esta paz sea un gran logro», declaró el mandatario peruano, Pedro Pablo Kuczynski.

MARGALLO / EEUU ha mostrado su respaldo al acuerdo con la presencia en Cartagena del secretario de Estado John Kerry, y lo mismo hicieron Noruega (país garante del proceso) y España, que enviaron a sus ministros de Exteriores, Borge Brende y José Manuel García Margallo. Desde España también viajaron el rey emérito Juan Carlos I y el expresidente Felipe González.

La jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, el director del Banco Mundial, Jim Yong Kim, y su homólogo del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno, también figuraban en la lista de invitados. En total, 2.500 personas asistieron a la ceremonia, entre ellas 400 víctimas de la guerra y 120 integrantes de las FARC. Mogherini anunció que la UE deja de incluir a las FARC en la lista de organizaciones terroristas y la aportación de 600.000 euros a un fondo fiduciario para la reconciliación.

Su presencia en el mismo recinto era el símbolo de la reconciliación en marcha: desde que el 24 de agosto concluyeron las negociaciones de paz en La Habana han tenido lugar varias reuniones entre exguerrilleros y víctimas que han fungido la mayor parte de las veces en actos de catarsis. «Las víctimas le están dando al país una lección de reconciliación y muestran el poder reparador de perdonar», escribió la revista Semana.

De símbolos se construyen las ceremonias: el presidente Santos y Timochenko estamparon sus firmas con un invento local cuya existencia resume la esperanza en el porvenir: un balígrafo. «Es una bala convertida en estilógrafo y habla de la transición de las balas a la educación, al futuro», explicó Santos horas antes de la ceremonia, en unas declaraciones en las que habló del reto que alumbra el acuerdo: «Siento algo de temor por el desafío que tenemos por delante, el de construir esa paz. Ahí se va a requerir un esfuerzo muy grande de todos los colombianos».

No es superlativo decir que es una jornada histórica, pero no solo es el final sino el comienzo de algo: «posconflicto» es la palabra reina de la profusa actividad editorial en torno al «¿y ahora qué?» que inunda las librerías colombianas. Tan emocionante como el fin de la guerra, dice Santos, es el comienzo de la paz.

El alzamiento de aquellos campesinos comunistas en Marquetalia estaba liderado por Pedro Antonio Marín, alias Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo. Marín logró escapar del asedio y dos años después fundó las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, pero allí, en Marquetalia, se fecha el comienzo de todo: de una guerra que deja 260.000 muertos, cinco millones de desplazados y cerca de 25.000 desaparecidos. Desaparece el mayor actor de la violencia colombiana. El domingo, en las urnas, el pueblo habrá de confirmarlo. H