Algunas musulmanas luchan contra tradiciones, imposiciones e interpretaciones de la misma religión que profesan y eso hace sus batallas más llamativas que otras y, también, más duras. Son guerreras como la doctora Amina Wadud, que el viernes, junto a algo más de cien fieles de ambos sexos, derribó un muro en la catedral San Juan el Divino de Nueva York, donde dirigió una oración que abogó, no sólo metafóricamente, por la igualdad.

La ceremonia, organizada por un grupo de activistas musulmanes que esperan mejorar la situación de la mujer en el Islam, reunió a más de un centenar de personas. Allí, Asra Nomani, una de las organizadoras, explicó que "las voces de las mujeres han estado silenciadas durante siglos de tradiciones hechas por los hombres. Estamos diciendo No más". "Vamos a pasar de la parte de atrás de la mezquita a la parte delantera", dijo a la prensa.

No era una figura semántica. Aunque las políticas varían de mezquita en mezquita, normalmente las mujeres son relegadas a las partes menos deseables del recinto religioso: o detrás de los hombres o a los pasillos, cuartos trasteros o habitaciones donde el sermón del imán se retransmite por altavoces.

Esas divisiones artificiales, según un estudio del Consejo de Relaciones americano-islámicas, se producen en cerca de dos tercios de las mezquitas de Estados Unidos, y según explicó a The New York Times el profesor de la Universidad de California Jaled Abu El Fadl, la práctica de separación no la dicta el Corán, sino la tradición social. El viernes hubo quienes estuvieron dispuestos a derribar esa tradición.

Primero, una mujer sin pañuelo que le cubriera la cabeza realizó la tradicional llamada a la oración. Posteriormente, ésta empezó bajo la dirección de la doctora Wadud. Detrás de ella, el centenar de fieles rezaron: las mujeres estaban a la derecha; los hombres, a la izquierda, y entre ellos no había nada.

DEBATES Y PROTESTAS La cita había generado más debate y protestas de prominentes clérigos en Oriente Medio que atención en Nueva York. "Tanto las mujeres como los hombres son necesarios y vitales para el plan de Alá de la creación, y ambos tienen la capacidad de alcanzar la excelencia moral", dijo Wadud en un sermón centrado en que ambos sexos deben tratarse mutuamente como iguales y en que no se debe presuponer que Alá es un hombre.

Fuera, unos cuantos manifestantes de la Sociedad de Pensadores Islamistas demostraban con sus protestas que ellos no creen en esa igualdad.