Faemino y Cansado llenaron dos días consecutivos el Gran Teatro cacereño el pasado mes de enero y ahora repiten en el mismo escenario, con el mismo espectáculo y dos nuevos llenos. Javier Cansado, el 50% del grupo, habla sobre la fórmula para cumplir años arrancando carcajadas "como burros".

--Doble función en enero y doble lleno. Nueve meses después repiten en Cáceres con idéntico resultado. ¿Cuál es el secreto?

--¡Espero que no sean los mismos quienes vengan!. La verdad es que es muy halagador, pero te da responsabilidad. Nosotros nos entregamos siempre y el espectáculo es muy redondo.

--Es tan bueno que han decidido que hasta que se retiren van a llamarlo Parecido, no es lo mismo.

--Ya para siempre y hasta que nos retiremos, que el dios de los agnósticos quiera que sea muy tarde. De todas formas, aunque se parece a lo que hicimos en enero, cambian cosas, porque vamos improvisando. El lunes pasado, en una función en Madrid, se nos ocurrió sobre la marcha un concurso con el público y salió bien.

--Esa capacidad de improvisar es lo que tiene toda una vida juntos.

--Somos un matrimonio, pero ya no hay sexo entre nosotros porque no hay pasión. Ya es amistad. (risas) Llevamos 30 años juntos y cuando se nos ocurre una réplica diferente o cambiar alguna cosa, no nos lo decimos, directamente lo planteamos en el escenario. Y así, en ocasiones te ves en situaciones difíciles, aunque siempre sales. Pero que conste que no lo hacemos por fastidiar al otro.

--Su humor se caracteriza por el surrealismo. ¿Encuentran suficiente caldo de cultivo ahora?

--Es realismo-surrealismo. Porque nos gusta el surrealismo, pero en el fondo tiene mucho que ver con la realidad, con las personas. Esa pátina de realismo lo hace especial.

--¿De qué se ríen ustedes?

--De todo. Hay cosas antipáticas, como la política, que siempre es partidaria. Pero nos reímos de todo sin tabúes. Creo que se puede bromear con todo, ya sea el Rey o la muerte.

--¿Humorista o cómico?

--Cómico es más amplio, pero mejor humorista. Además nosotros lo que buscamos es el humor puro y duro. Nada de a sonrisa cómplice, buscamos que se rían como burros y que pierdan los papeles, si puede ser.

--Toda la vida con el mismo atrezo, vestidos del mismo, modo, la copa en la mano y el cigarro hasta que la ley lo permitió. ¿Alguna vez se han planteado un cambio?

--Ya somos mayores, así que ya somos clásicos. Siempre ha sido así y ya, podemos ahondar, pero cambiar, no vamos a cambiar. Además hubo un momento en el que quitamos en un espectáculo a dos personajes y al acabar el público nos pedía que los hiciéramos... Si quieres hacer algo diferente y la gente se enfada, al final lo dejas. Así que lo que cambiamos es lo que contamos cada vez.

--Hay un resurgir de los espacios de humor, incluso en tv. ¿Es más necesario en crisis?

--La verdad es que el humor, después del sexo es lo más buscado. Pero es cierto que se acentúa el interés en épocas de crisis. Es terapéutico, reconfortante... Es cierto que hay un caldo de cultivo favorable, aunque es lamentable que sea así. Pero también es cierto que ahora tenemos un gran nivel de humoristas, sobre todo como monologuistas.