Desde el sábado 9 de noviembre hasta el miércoles 13, nadie se ocupó de buscar a Marta Calvo. Ni siquiera de entrevistarse con la familia de la joven. Y ello a pesar de que la denuncia interpuesta por la madre de la mujer revelaba que se trataba de una desaparición de muy alto riesgo.

La controvertida gestión policial en los primeros compases de este caso ha originado importantes tensiones entre los mandos de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que han tenido que justificar esa inacción hasta en tres reuniones con la Delegación del Gobierno. Aún está bajo revisión la investigación interna puesta en marcha por la delegación para averiguar de quién es la responsabilidad, que apunta a la cúpula de la comandancia valenciana de la Guardia Civil, según todas las fuentes consultadas.

La joven desapareció en la madrugada del 7 de noviembre en Manuel (Valencia). La madre la buscó sin éxito hasta que el 9 de noviembre formalizó la denuncia. El agente que atendió a la mujer cumplió con el protocolo de personas desaparecidas y envió los correos electrónicos que deben poner en marcha una investigación de este tipo. Las advertencias llegaron a los mandos de la Jefatura Superior de Policía de Valencia y la Comandancia de la Guardia Civil. Pero ni la noche del sábado ni el domingo se abrió la consecuente investigación.

El lunes por la mañana, la Comandancia de la Guardia Civil decidió asignar el caso al equipo de la Policía Judicial de Sueca que se ocupa de los delitos menores y no al grupo de Homicidios, especializado en la investigación no solo de muertes violentas, también de todas las desapariciones.

PRIMERA COMPARECENCIA / El martes por la tarde, la madre de Marta, desesperada, telefoneó al cuartel de Villanueva de Castellón para pedir explicaciones. No fue citada hasta la tarde del día siguiente, miércoles 13, para que compareciese por primera vez ante el cuerpo que llevaba las pesquisas.

Aun así, no fue hasta dos días después, el día 15, cuando acudieron los primeros guardias civiles a la casa donde se le había perdido el rastro a Marta, que para entonces ya llevaba supuestamente nueve días muerta, y su presunto asesino, Jorge Ignacio Palma, dos días huido.

Hasta la semana siguiente, la Comandancia de la Guardia Civil no adjudicó el caso al grupo de Homicidios. Y esa misma semana los investigadores encontraron el vehículo del presunto asesino.

De no haberse producido esta inexplicable demora, Palma no habría tenido 21 días para deshacerse de las pruebas y pensar una posible defensa. El delegado del Gobierno ha pedido explicaciones a los mandos, que se inculpan mutuamente.