Investigadores de la UAB y de la Universidad de Aveiro (Portugal) han comprobado por primera vez que pequeñas concentraciones de nanoplásticos provocan daños genéticos y fisiológicos en el mejillón mediterráneo, aunque no afectan a la salud humana.

Según ha informado la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en un comunicado, la contaminación por plásticos es un problema ambiental global que empeora al degradarse este producto en partículas cada vez más pequeñas, como los microplásticos y nanoplásticos, estos últimos capaces de penetrar dentro de las células de los organismos.

Aún así, los profesionales del estudio han asegurado que consumir estos mejillones ('Mytilus galloprovincialis') no supone un efecto perjudicial para la salud de las personas.

Sin impilaciones en la salud humana

"La investigación no tiene implicaciones para la salud humana, ya que no hay ninguna evidencia de que estas respuestas moleculares en estos organismos puedan pasar a los humanos en caso de consumirse", ha especificado el catedrático de la UAB y coautor del estudio, Lluís Tort.

La investigación se ha publicado en la revista científica 'Science of the Total Enviroment' y la ha llevado a cabo un equipo de investigadores del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la UAB, la Universidad de Aveiro y el Centro Interdisciplinar de Investigación Marina y Ambiental de Portugal (CIIMAR).

Los expertos han observado cómo los nanoplásticos, aunque en concentraciones bajas, provocan daños en el DNA, en las membranas celulares así como estrés oxidativo en el mejillón.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores sometieron a los mejillones a la presencia de nanoparticulas de poliestireno durante cuatro días, en concentraciones que variaban desde los 0.005 miligramos de este polímero por litro, hasta los 50 miligramos por litro.

Así, detectaron variaciones en la expresión de diferentes genes en las branquias y en la glándula digestiva.

"A partir de una concentración de tan solo 0,05 mg/L ya se observaron cambios en las expresión de estos genes", han detallado.

Estas concentraciones modifica la actividad del gen cat y el gen lys, relacionado con el correcto funcionamiento del sistema inmunitario de las branquias de los mejillones, del gen cyp11, relacionado con la biotransformación de sustancias químicas para el correcto funcionamiento del organismo y del genes cyp32, relacionado con la bitransformación.

Concentraciones más altas, de hasta 50mg/L, modifican la expresión del gen hsp70, relacionado con la reparación de tejidos celulares, en la glándula digestiva de los mejillones.

Consecuencias a largo plazo

Los investigadores también han podido observar que los nanoplásticos pueden potenciar los efectos tóxicos de otros contaminantes, como la carbamazepina, un medicamento anticonvulsivo.

No obstante, los científicos también han observado efectos fisiológicos de los nanoplásticos a partir de tan solo 0,005 mg/L, que ya provocan una alteración en la actividad de la alanina transaminasa (ALT) en las branquias.

Asimismo, con 50 mg/L ya se pueden apreciar daños en el DNA en la hemolinfa (la sangre de los mejillones) en las membranas celulares, y alteraciones de los indicadores bioquímicos relacionados con el estrés oxidativo tanto en las branquias como en las glándulas digestivas.

"Todos estos efectos de los nanoplásticos tienen lugar principalmente en concentraciones bajas, por lo que es importante estudiar los efectos de estos nuevos contaminantes en estas concentraciones", ha afirmado la primera autora del estudio, Irene Brandts.

La investigadora de la UAB que ha dirigido el estudio, Marina Teles, ha destacado la importancia de este tipo de daños en el animal, ya que "a diferencia del efecto inmediato de los plásticos convencionales, como los que pueden matar por ejemplo a una tortuga que los ingiera, los nanoplásticos tienen un efecto subletal, con consecuencias más a largo plazo.