Unos nacen con suerte y otros estrellados. Manuel Charlín Gama, el jefe del clan de los Charlines , parece que es de los elegidos por el destino. Este veterano narcotraficante ha logrado dos absoluciones sonadas. La primera en el caso Nécora y la segunda, ayer. La Audiencia Nacional le absolvió, junto a otras 24 personas (seis de ellas de su familia), por falta de pruebas.

Lo sorprendente de esta sentencia, que enjuiciaba el transporte a España de 3.000 kilos de cocaína, entre 1989 y 1991, es que el tribunal desprecia todas las pruebas aportadas por el fiscal. La fiscalía presentó los mismos indicios que fueron aceptados en esa sede judicial para dictar dos condenas contra Charlín Gama en 1999 y 2003 y que le mantienen en prisión por superar los 30 años de cárcel.

Sin embargo, esas pruebas no han sido, ahora, suficientes para los jueces. Por ello, el tribunal afirma que "no consta acreditada la existencia del delito contra la salud pública al no haberse probado la existencia de una organización". Además, para los jueces no es suficiente que "las tres cuartas de los acusados hayan sido condenados en otros procesos" de narcotráfico para acordar una condena.

Esta investigación se inició en 1994 por orden de Baltasar Garzón,q ue hara de excedencia en EEUU, se obsesionó con los miembros de ese clan a los que persiguió sin tregua. Tras el fiasco de la operación Nécora , el primer macrojuicio contra el narcotráfico, investigó a Charlín Gama, su hermano José Luis, y a cuatro de sus hijos, Josefa, Manuel, Adelaida y Melchor, hasta lograr su condena.

Sin embargo, quedaba una pieza para cerrar el puzzle. El fiscal jefe antidroga presentó su escrito de conclusiones provisionales por ese alijo de cocaína en 1998. Pero, la vista, por motivos inexplicables, no se celebró hasta septiembre del pasado año. Los 25 acusados estaban en libertad en este sumario, aunque permanecían en la cárcel por condenas anteriores.

En este proceso, como ocurrió en las anteriores sentencias dictadas contra Charlín Gama, el testigo de cargo era Manuel Baulo, que fue asesinado por unos sicarios colombianos en 1994 tras haber declarado contra el clan. Ahora, el tribunal anula ese testimonio porque los acusados no han podido encararse con él. Baulo acusó a Charlín de autorizar el transporte del alijo de cocaína cuando estaba preso. Los jueces también invalidan el contenido de las escuchas telefónicas y desmontan esa prueba.