En sólo dos días la NASA ha vuelto a perder la imagen de éxito y ha regresado al gris universo de errores y mea culpa. Aunque el Discovery cumplió ayer a la perfección el guión de su segundo día completo de misión espacial y protagonizó un impecable acoplamiento a la Estación Espacial Internacional (ISS), en Houston los responsables de la agencia estadounidense hablaron de un "problema significativo" y "claramente inaceptable" durante el lanzamiento.

Ese fallo, aunque no parece haber dañado el transbordador, revive la tragedia del Columbia y ha llevado a la decisión de suspender indefinidamente nuevos vuelos, incluyendo el del Atlantis , previsto para septiembre. Además, ha forzado una declaración de graves implicaciones: "Estábamos equivocados", dijo ayer John Shannon, encargado de las operaciones de vuelo de la agencia espacial de EEUU.

El problema vuelve a ser, como en el 2003, el desprendimiento de espuma protectora del depósito exterior durante el lanzamiento. Hace dos años y medio, un trozo se separó y golpeó el ala del Columbia . Dieciséis días después, el desperfecto provocado en el ala y que fue infravalorado por la NASA desencadenó la explosión que destrozó la nave, mató a los siete tripulantes y paralizó el programa de transbordadores.

La NASA estudió aquel problema y aquella infravaloración de daños, buscó respuestas e invirtió millones de dólares. Se identificó como un riesgo la zona de la que el martes se desprendió un trozo de espuma, pero se decidió también que no hacía falta un rediseño. "Habíamos decidido que era seguro volar así. Obviamente nos equivocamos", reconoció William Parsons, responsable del programa de transbordadores.

SIN COLISION El trozo que se desprendió el martes tiene unas dimensiones de entre 60 y 83 centímetros de largo, entre 25 y 33 de ancho y entre 6 y 20 de grosor. La ventaja respecto a lo sucedido en el 2003 es que la espuma se desprendió dos minutos después del lanzamiento en lugar de a los 82 segundos, como en el caso del Columbia . Esos segundos pueden haber sido claves pues cuanto más tarde se produzca el desprendimiento menos se ralentiza el material caído y menos fuerte es el impacto. En el caso del Discovery no hay indicios de que hubiera colisión entre la espuma y la nave.

"Como con cualquier acontecimiento no esperado, evaluaremos éste en profundidad para hacer las modificaciones necesarias a los transbordadores antes de lanzar uno otra vez", dijo el miércoles Michael Griffin, administrador de la NASA.