El experto en naufragios Claudio Bonifacio, una de las personas que destaparon que Odyssey estaba sacando a EEUU el tesoro de la fragata "Nuestra Señora de las Mercedes", lleva 8 años imputado en un sumario que, según dice poder demostrar ahora, es "una maniobra orquestada" de la propia compañía cazatesoros.

Claudio Bonifacio ha enviado al Juzgado de Instrucción número 4 de Cádiz, en el que se instruye el sumario conocido como "Bahía 2" contra él y otras dieciséis personas, un informe que muestra que la persona que hizo la denuncia que dio pie a abrir este caso en 2005 es un español que tiene su domicilio en la misma sede de Odyssey en Tampa (Florida).

Las relaciones de esta persona con Odyssey se han visto además confirmadas después porque el mismo denunciante haya firmado un estudio sobre proyectos de la compañía.

El "naufrólogo" Claudio Bonifacio, un historiador italiano afincado desde hace décadas en España, cree que este dato arroja un poco de luz sobre el origen del extraño sumario "Bahía 2" y confirma su teoría de que todo fue una "maniobra" con la que Odyssey quiso "criminalizar" y "alejar" de sus intereses a otros expertos.

El caso se inició en el 2005 cuando un onubense que dice ser experto en arqueología submarina denunció ante la Guardia Civil que había oído en "una conversación casual" en un bar en el puerto de Mazagón que había "un barco y unos individuos" que estaban expoliando patrimonio subacuático en la zona de El Puerto de Santa María (Cádiz).

A pesar de su vaguedad, la denuncia desencadenó una amplia operación policial que llevó a la incautación del buque "Louisa", una barco financiado por una compañía estadounidense, en el que no se encontró ningún tesoro ni patrimonio arqueológico, y que hoy, ocho años después, se pudre en El Puerto de Santa María, según el historiador.

La operación llevó a la detención de una veintena de personas, entre ellos historiadores como Claudio Bonifacio, buzos, tripulantes y algunos mandos y agentes de la Guardia Civil, acusados de delitos varios, entre otros asociación ilícita o contra el patrimonio, y de los que aún hoy hay diecisiete personas que siguen imputadas.

En el informe que ahora ha entregado al juzgado Claudio Bonifacio recuerda que "tras casi ocho años" el sumario "navega a la deriva" sin que ninguno de los tres fiscales que han conocido el caso haya acusado "a nadie de nada".

Recuerda que además el caso puede salirle caro a España ya que el estado de Saint Vincent & Grenadines, una isla del Caribe, formalizó una demanda ante el Tribunal Internacional del Derecho al Mar en la que pide que España le pague más de 23 millones de euros por "abordaje injustificado" y sobre todo, por no haber devuelto al "Louisa" seis meses después de haberlo incautado, el plazo legal.

La denuncia que desencadenó el caso "Bahía 2" se puso en 2005, justo un año antes de que empezaran a ser publicadas las primeras noticias en las que un navegante de la zona, Pipe Sarmiento, denunciaba con fotos que Odyssey estaba extrayendo del fondo del mar el tesoro de la "Mercedes", y dos antes de que en 2007 Claudio Bonifacio, tras recibir la alerta de un confidente, diera la voz de alarma de que lo estaban llevando desde Gibraltar a Estados Unidos.

El historiador recuerda que Odyssey se instaló en Sotogrande (Cádiz) a finales de los noventa y estuvo nueve años "jugando al gato y al ratón" y "con patente de corso" en aguas del Estrecho de Gibraltar.

"No se sabe lo que se han llevado", afirma este experto que asegura que en el Estrecho de Gibraltar hay un mínimo de "400 o 500 naufragios históricos".

"Barrieron con todos los que estaban oponiéndose a que trabajaran en aguas territoriales españolas, así tenían campo libre", asegura este experto que, según dice, localizó en 1982 el lugar en el que estaba hundida la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes y que es autor de "Galeones con tesoros, dónde están hundidos y qué llevaban", toda una referencia en el campo.

Claudio Bonifacio alega que en ningún momento de su carrera ha cometido ninguna ilegalidad, a pesar de que lleve ocho años imputado por su relación con el "Louise", un barco que, según cuenta, le contrató porque venía a hacer, con todos los permisos, prospecciones en busca de gas y petróleo y legalmente necesitaba expertos en arqueología subacuática para que estas tareas no pusieran en peligro restos de posibles pecios en la zona.

Un trabajo que, sin embargo, no llegó a cumplir porque "empecé a ver actitudes y cosas que no me gustaron y preferí retirarme". Algo que no impidió que acabara implicado en este maquiavélico galimatías en torno a los tesoros ocultos en el mar.