Las fiestas navideñas reúnen a personas que no siempre tienen cosas en común, salvo los lazos de sangre. De hecho, puede que sea una de las pocas veces que están todos juntos. Puntos de vista diferentes, vidas muy alejadas o disputas pasadas hacen que no reine la paz y podamos pasar un mal rato. De hecho, lo normal es que esto ya haya pasado otros años o tienda a repetirse con cierta frecuencia.

Por muchas buenas intenciones que tengamos los días previos, la Nochebuena y la Nochevieja acaban haciendo que salgan nuestras verdaderas personalidades. Estamos más reactivos, podemos saltar con facilidad por cosas que no hemos dejado atrás o temas de actualidad generan el conflicto. El espíritu navideño no lo es todo, sino que son nuestras relaciones las que parecen dominar el clima de la cena o la comida. Sin embargo, siempre hay ciertas formas de hacer que no todo acabe mal.

Sin conflictos

Navidad y familia es algo que va cada año directamente unido. Un compromiso ineludible del que no podemos escapar. Para algunas personas, es uno de los mejores momentos del año, pero no suele ser lo general. Nos da miedo que discutamos, que rocemos con nuestros cuñados o que se generen ciertas tensiones. Y es que la familia no se escoge, es la que te toca y con la que tienes que convivir.

Las siguientes cinco formas nos van a ayudar a que estas navidades dejemos de un lado los conflictos y las discusiones y podamos pasar buenos momentos:

1. Empatía

Es importante que tengamos en cuenta que detrás de la otra persona puede estar habiendo malos momentos, problemas en el trabajo o ciertos miedos. Nadie es capaz de dejar a un lado su vida diaria y puede que, sin que sea su intención, lo paguemos los demás. Es su responsabilidad, pero también es la nuestra movernos por la empatía o la paciencia.

2. Los temas en la mesa

A la familia ya la conocemos, ya hemos pasado más veces las fiestas con ellos y sabemos cómo son. A partir de ese conocimiento, debemos tener cuidado con los temas que se sacan en la mesa. No hacer caso a ciertos comentarios, como si no hubieran pasado, o reconducir la conversación puede ayudarnos a relajar tensiones.

3. Alternativas

¿Cómo ha sido el desarrollo de las comidas o las cenas de otros años? Busca la forma de generar una nueva alternativa que pueda crear recuerdos buenos. Introducir juegos puede ser una buena opción, o eliminarlos si es lo que hace que discutamos.

4. Una retirada a tiempo

No es necesario alargar la sobremesa más de lo necesario. Una vez que finalizan los postres y hemos tomado el café o la copa, podemos decidir marcharnos a casa. Alegar cansancio o que al día siguiente tenemos un evento, nos puede servir como excusa. Pasar mucho tiempo con la familia también puede desgastarnos y hacer que la paciencia termine por agotarse.

5. Último año

Si cada año se discute, si pasamos un mal trago y si el resto del año estamos pagando las consecuencias, tal vez debamos plantearnos si merece la pena. Puede que lo mejor sea pasar las fiestas separados y hacer planes diferentes, como irse de viaje. Poner tierra de por medio siempre suele funcionar.

Tenemos derecho a escoger cómo queremos vivir nuestras navidades, aunque no siempre podemos irnos fuera y evitar a la familia. En esos casos, lo mejor es armarse de paciencia, beber con moderación e intentar pasar un buen momento. Las fiestas no siempre tienen que acabar mal.

* Ángel Rull, psicólogo.