La radical negativa de los bancos a conceder créditos ha puesto en peligro al sector médico-económico en el que España ha sido líder y máximo receptor europeo de pacientes en el último decenio: el de la cirugía estética. Pagar a plazos esas operaciones ha sido clave en la llamada democratización de los cambios quirúrgicos de las partes del cuerpo que disgustaban, ese fenómeno que dio lugar a miles de reformas de narices, más de 50.000 aumentos del tamaño del pecho al año, y cientos de retoques de las esquinas físicas que molestan por exceso o defecto.

El fácil acceso a la financiación que abanderó la publicidad de una cirugía que, muchas veces, se decide de forma compulsiva en un arranque emotivo, pero cuya ausencia no cuestiona la vida, se ha estrellado en apenas medio año por el corte crediticio general. La demanda de prótesis de silicona que aumentan y moldean el pecho ha caído de forma brusca en todas las clínicas, con una merma que oscila entre el 20% admitido en los quirófanos de renombre y el 40% reconocido por la mayoría. Las grandes cadenas quirúrgicas, más centradas en operar a crédito que las sagas de cirujanos tradicionales, son las grandes afectadas.

"Nosotros operamos prácticamente lo mismo, pero han bajado las visitas de señoras que iban de una a otra consulta, cada tarde, pidiendo consejo a un cirujano plástico", explica Mamen Tapia, esposa del cirujano Antonio Tapia. "Me consta que en EEUU la demanda de cirugía plástica ha caído un 50%, o más", dice.

QUIEN LO NIEGUE, MIENTE No solo en EEUU. El cirujano Agustí Blanch, vicepresidente de la Sociedad Catalana de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (Seccpre), asume abiertamente que el sector está inquieto y preocupado. "En España se hicieron en el 2007 algo más de 50.000 operaciones de aumento de pecho y este año no se harán ni la mitad --indica Blanch--. Yo estoy haciendo un 20% menos de cirugía, y me consta que en las clínicas que aceptaban créditos la demanda se ha reducido más del 60%". "Quien niegue haber perdido pacientes desde enero miente", asegura el cirujano Carlos del Cacho, presidente de la Seccpre. "Esta especialidad hace tiempo que dejó de ser solo para artistas y gente vip --añade--. Yo he operado a personas que estaban en paro, gracias a los créditos". "Los bancos deberían ser conscientes de que concediendo los microcréditos que facilitan estas operaciones salvarían a un sector muy productivo", indica.

Los especialistas temen que la situación, que definen de "delicada y peligrosa", incite a algún médico a bajar precios a cambio de aumentar riesgos. "Un cirujano con cierta pericia puede hacer una intervención sencilla y que no requiera anestesia completa en su despacho, pero no todos podrían hacerlo", sostiene Del Cacho. Más de una blefaroplastia (reducción de ojeras o párpado caído) ya se está ejecutando así. De esa forma, se eliminan el coste de la enfermera instrumentista y el del alquiler de quirófano. "No es ilegal, aunque sin duda es arriesgado", añade el cirujano. Si en una de esas operaciones hay un accidente, pocos colegios de médicos les cubrirán con su póliza de responsabilidad civil. Jaume Lerma, director médico de Corporación Dermoestética (CD), paradigma incuestionable del ascenso de la cirugía estética en España, enfatiza, convencido, que la crisis económica acabará con los peores del sector.

"Solo vamos a sobrevivir las empresas y profesionales excelentes --dice Lerma--. Debemos ofrecer calidad e innovación, porque la crisis borrará a los mediocres". CD, único centro que cotiza en bolsa, dice que su demanda ha caído el 20%. Lerma también cuestiona la actitud del sector bancario. "Una de las señas que distinguen a CD ha sido la facilidad de pago de los tratamientos, en plazos de hasta cinco años --apunta Lerma--. Es una lástima que estén desestimando financiación a pacientes con trabajo fijo y nómina normal, solo porque tienen menos de 25 años o son extranjeras".