Querido Abel:

Te has ido en la flor de la vida. Con 30 años y recién casado, sufriste un golpe tan fuerte que nadie pensaba en tal desenlace. Todos teníamos algo de esperanza, la que nunca perdíamos, pero los avatares de la vida transformaron un cambio total.

Tu forma de ser, el carácter y tu sonrisa cuando hablabas; te hacías querer. En el terreno deportivo tenías una acogida espectacular. Todos los compañeros del fútbol te apreciaban, te querían tanto que las 24 horas celebraron un mensaje póstumo en tu memoria.

Esas condiciones tan amenas, unido a las relaciones sociales de tus padres, tus tíos y abuelos, unieron el pensamiento de la asistencia de un público tan numeroso, que todos decían que nunca habían visto tanto personal (según cálculos sobrepasaron las 600 personas) prueba es que el pésame duró 32 minutos. La misa fue maravillosa, unido a las lecturas por parte de Eugenia, con su buena oratoria, y la homilía del sacerdote, Paco, que fue tan cariñoso hacia tu persona, nos hicieron pasar una meditación de pensamientos.

Todos estábamos afligidos, pero tu madre supo sobreponerse a las tristezas con gran entereza, dando ánimo a tus hermanos, que te lloraban con un desconsuelo desmesurado, en especial Isaac, que no había podido darte la última despedida.

Gracias a todos los asistentes, en especial a Rumbo, viuda de Chacón e hijos, empleados y compañeros del ámbito deportivo y social, que te acompañaron para darte el último adiós.

Ya no volverás a decirme Morcu , pero querido Abel, el recuerdo será inmenso y jamás te olvidaremos todos.

Con todo cariño, tu abuelo.

Lorenzo González Morcuende

Cáceres