El parque natural de Cabrera se convirtió ayer en el paraíso particular de los nietos de los Reyes. Los niños fueron testigos de excepción de un espectáculo único: la suelta de unas tortugas que volvieron al mar del que hace unos meses fueron recogidas heridas. Los pequeños Felipe y Victoria de Marichalar y Juan y Pablo Urdangarín disfrutaron ayer de un día especial, pero quienes mejor lo pasaron, viéndolos disfrutar, fueron la Reina y los padres de los pequeños, los duques de Lugo y de Palma, quienes acompañaron a los niños a una pequeña cala de Cabrera, desde la que los biólogos de la fundación Marineland devolvieron al mar dos tortugas.

Jaume Matas, presidente del Gobierno balear, también asistió a la suelta, como hizo el año pasado cuando era titular de Medio Ambiente. El presidente y la infanta Elena ayudaron a soltar las tortugas (en la foto superior, la Reina, con el otro galápago ante la mirada de la infanta Elena y sus dos hijos).

La familia real estaba en Cabrera, adonde había llegado a bordo del Fortuna, para pasar el día. Al enterarse de que iban a soltar a los animales, cargaron a los niños de la familia en una zodiac (en la foto inferior izquierda) para desplazarse hasta la zona de la isla a la que habían sido trasladadas las tortugas desde Palma, donde fueron curadas de unas heridas causadas por la ingestión de plásticos y anzuelos.

Además de los nietos de los Reyes, excepto el pequeño Miguel Urdangarín, que se quedó en Marivent, se apuntaron a la excursión Olympia, Constantino y Aquileas, hijos del príncipe Pablo de Grecia y Marie Chantall Miller, así como Victoria, hija de Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Pablo López Quesada.

EMOCION Y CURIOSIDAD

La emoción de los pequeños al ver las tortugas fue absoluta. Todos les tocaron el caparazón con decisión hasta que uno de los animales agitó sus aletas para desconcierto de varios de los niños. Felipe, el hijo mayor de la infanta Elena, y Pablo, el segundo de la infanta Cristina, se metieron con los animales en el agua.

Juan, el primogénito de los duques de Palma (en la foto inferior derecha, con su madre), se preocupó por la forma en la que las tortugas iban a encontrar su casa después de haber estado tanto tiempo lejos, pero Iñaki Urdangarín le tranquilizó al explicarle que las mamás tortugas les esperaban un poco más allá. Pablo Urdangarín habría seguido a los animales hasta alta mar.