Una niña de apenas 10 años de edad y de origen rumano ha dado a luz a un bebé que pesó al nacer 2,9 kilos, en un hospital de Jerez de la Frontera (Cádiz). El nacimiento se produjo el pasado martes, 26 de octubre, en el hospital público del Sistema Andaluz de Salud (SAS) de manera natural, según las fuentes, que no han facilitado más datos. Tanto la madre como el recién nacido han recibido el alta médica a lo largo de este pasado fin de semana. Los servicios sociales del Ayuntamiento de Jerez tuvieron conocimiento de los hechos el pasado viernes 29 de octubre, aunque no han prestado ninguna asistencia ni a la madre ni al bebé, quienes al parecer residen en la provincia de Sevilla.

La consejera andaluza para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, ha dicho hoy al ser preguntada por los periodistas, que su departamento está valorando el estado de la menor y de su bebé así como el de la "familia extensa" con la que viven y que si no hay nada anómalo, tanto el bebé como la niña madre permanecerán en ese entorno familiar. Una vez que la Consejería fue informada por el hospital del caso, este departamento activó el sistema de protección de la infancia a menores, ha explicado la consejera, que ha eludido dar más datos sobre el hecho.

PROBLEMA DE SALUD

El presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), José Manuel Bajo, ha expresado hoy su confianza en que la salud física de la niña no se vea dañada, dado que el parto se ha producido de manera natural y sin necesidad de cesárea. Sin embargo, los expertos consideran el embarazo precoz un problema de salud grave, tanto para la madre como para el recién nacido, hasta el punto de que peligra la vida de ambos y aumenta el riesgo de que el bebé sufra discapacidades.

En estos casos, ha apuntado Bajo, son frecuentes las cesáreas, al no estar en la adolescente completada la maduración del esqueleto de su pelvis, por lo que la cabeza del feto no es capaz de atravesar el canal óseo que le conducirá desde el útero al exterior. Los estudios revelan que la mortalidad en los nacimientos entre los hijos de madres menores de 17 años triplica la existente entre las de 20 a 29 años.

CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS

Bajo ha explicado, en declaraciones a Efe, que las consecuencias desde el punto de vista psicológico pueden ser importantes dadas las dificultades a las que se enfrentan las madres adolescentes. El miedo, la ruptura de los estudios y relaciones, el rechazo y el exceso de responsabilidad que deben asumir estas niñas son algunos de esos factores negativos. A esas edades, según el especialista, es muy limitada la madurez psicológica para aceptar un embarazo, un parto o la crianza de un hijo, circunstancias que pueden llegar a quebrar la biografía de esa persona.

El presidente de la SEGO ha indicado que en España las niñas empiezan a menstruar entre los 9 y los 13 años, pero hasta un año o un año y medio después no son fértiles, siendo anómalo tener el primer embarazo antes de los 16 años.