Eran compañeros de instituto, incluso compartía aula con uno de ellos. Los tres eran vecinos del mismo barrio, Can Mas de Ripollet, y pertenecían a la misma cuadrilla de amigos. Maore, de 14 años, conocía a Sergio y Luis, los dos adolescentes que el viernes por la noche la fueron a buscar a su casa y que el sábado fueron detenidos por los Mossos d´Esquadra después de que se presentaran voluntariamente en la comisaría, acompañados de un grupo de amigos. Durante el día de ayer prestaron declaración en la fiscalía de menores de Barcelona y por la noche ingresaron en un centro acusados del asesinato de su amiga. Le seccionaron la yugular para después golpearla con una inexplicable saña hasta destrozarle el rostro.

El viernes por la noche Maore estaba en su casa del barrio de Can Mas con su madre, su padrastro y su hermano, mayor que ella. Luis y Sergio llamaron al interfono, y la niña, que ya estaba en la cama, según explicó ayer su padrastro a este periódico, salió un momento. "Iba en zapatillas de estar por casa y dijo que salía solo cinco minutos". Ya no volvió. "Primero salió el hermano a buscarla por el barrio, luego fui yo. Vi las luces de los coches de los mossos en la esquina, pero no imaginé que se trataba de mi hija. Recé para que estuviera durmiendo en casa de alguna amiga", añadió.

PANTALONES BAJADOS Maore iba a clase de segundo de ESO con Sergio y compartía instituto con Luis, los dos acusados. Se conocían e incluso, según los amigos de los detenidos, a Sergio le gustaba mucho Maore, "pero ella pasaba de él". En cualquier caso, los tres caminaron hasta un descampado cercano, en la calle de Industria, a pocos metros de la comisaría de los Mossos en Ripollet.

La niña recibió un profundo corte en el cuello que le seccionó la yugular y después fue brutalmente golpeada con un palo de madera. La adolescente, cuyo cuerpo encontró un vecino de la zona todavía con vida, tenía los pantalones bajados, pero ninguna fuente oficial confirmó que sufriera una agresión sexual. Sin embargo, el entorno familiar de la joven lo da por hecho.

El sábado por la tarde, los dos sospechosos, acompañados de amigos, se trasladaron a pie hasta la comisaría. Los agentes avisaron a sus padres y quedaron detenidos. No tardaron en confesar los hechos, tal y como ayer ya adelantó este diario, aunque anoche, ante el fiscal de menores uno de ellos se exculpó asegurando que solo presenció el asesinato. Los investigadores disponen de la navaja, el palo y de ropa manchada de sangre. Con todos estos elementos se han empezado a hacer pruebas para cotejar los restos de sangre con el ADN de los detenidos.

La familia de Maore recibió numerosas muestras de solidaridad a lo largo de todo el día. Por la tarde, la madre fue hospitalizada tras sufrir una crisis de ansiedad. Los investigadores de homicidios de la región policial metropolitana norte solicitaron ayer la intervención de los ordenadores personales de la víctima y de los detenidos. Quieren examinar los mensajes que se enviaban por internet.