El diagnóstico fue que Alba no estaba en situación riesgo. Es la conclusión a la que llegó la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia de la Generalitat (DGAIA) el pasado mes de diciembre tras analizar el caso de la niña de cinco años que ingresó en el Hospital de la Vall d´Hebron con el brazo, la clavícula y una costilla rotos como consecuencia, presumiblemente, de un episodio de maltrato en el ámbito familiar.

El juzgado de guardia de Barcelona dejó anoche en libertad con cargos a la madre y decrató prisión provisional sin fianza para su compañero sentimental, según informaron fuentes judiciales a Efe, que añadieron que la madre explicó a la juez que el 4 de marzo por la noche había decidido ir a la feria con su pareja y abandonó el domicilio unos minutos antes que él, que se quedó a solas con la pequeña. Tras esperarlo unos diez minutos en la calle, subió al piso a ver qué sucedía y en las escaleras encontró a su compañero con la niña en brazos y herida. También declaró que nunca se había percatado de que su hija sufriera malos tratos en su casa, mientras que el compañero sentimental ha defendido en todo momento su inocencia.

A Poco más de dos meses del primer diagnóstico antes citado, la niña pemanece en estado "muy grave" desde que el domingo ingresara en el mismo centro con lesiones mucho peores que las de la primera vez.

MUCHOS INTERROGANTES Ante este hecho incontestable, la directora general de la DGAIA, Inma Pérez, aún no sabía ayer en qué eslabón de los servicios sociales que atienden a menores en riesgo se produjo el desaguisado. Lo único que reconoció fue la evidencia: "No se detectó la urgencia". "Trataremos de averiguar por qué", añadió.

Quedan muchos interrogantes por despejar a los que la directora general no dio explicación. Cuando la DGAIA hace este diagnóstico favorable a que la niña agredida se quede con la madre --el presunto agresor, su ex marido ya no vive con ella--, solicitó a los servicios sociales de Montcada que siguieran el protocolo habitual de seguimiento.

Se llegaron a celebrar hasta seis entrevistas en menos un mes y los profesionales del ayuntamiento volvieron a dirigirse nuevamente a la Generalita pidiendo "asesoramiento".

El único que ayer entonó el mea culpa fue el alcalde de Montcada, César Arrizabalaga (PSC). "Hemos fallado todos; la Generalitat, la justicia, el ayuntamiento y sobre todo la familia, el entorno más próximo de la menor", dijo para añadir "la lección debe ser que en temas delicados y de prevención, sobre todo si afectan a niños, debemos actuar con celeridad".