Una hostia con gluten, con el suficiente gluten para que pueda considerarse sagrada forma, pero no con tanto gluten como para que le haga daño a un celiaco. La diócesis de Huesca, la Asociación de Celiacos de Aragón y la familia del niño oscense que la semana pasada denunció que su parroquia solo permitía comulgar al menor con vino acaban de llegar a una solución salomónica: traer desde Alemania obleas de almidón de trigo y un contenido casi imperceptible de esa sustancia albuminoidea a la que los celiacos son intolerantes.

Aun así, según la madre del niño, la decisión, por mucho que tienda a facilitar la vida espiritual de su hijo, no es la deseada por la familia. Ella prefería que el niño comulgara con una hostia de maíz, algo prohibido por la Conferencia Episcopal Española, que desde el 2003 permite que quienes padecen esta enfermedad (se calcula que hay entre 30.000 y 40.000 diagnosticados en España) tomen la comunión solo con vino. Los padres se oponían a que su vástago ingiriera alcohol. Aunque de origen alemán, la hostia llegará vía Navarra, donde la Delegación Episcopal de Liturgia permite desde 2004 la utilización de estas obleas.