TAtlgunos libros deberían leerse por obligación. Para que nos ayuden a entender cómo la fatalidad puede cruzarse en nuestro camino y obligarnos a vivir una vida que no nos correspondía. O una muerte. Y también para demostrarnos que, en muchos más casos de los que pensamos, la pertenencia a un bando o a otro en la Guerra Civil no fue sino producto de una casualidad. La desgraciada casualidad de estar en un lugar y no en otro, cuando se produjo el levantamiento franquista.

Esa es la sensación que me dejó a mí el último libro de Manuel de Ramón , un conocido periodista económico de RNE, escritor de ensayo y de crónicas históricas, que se ha aventurado en el campo de la narrativa con esta novela. El Niño de los Montes cuenta la historia de un maletilla al que sorprendió el golpe de estado en Portugal, buscándose la vida entre capea y capea, y que, en lugar de atravesar la frontera por Badajoz, para unirse así a las fuerzas leales a la República, la cruzó por Salamanca, donde el ejército rebelde lo reclutó para sus filas. Dos años después, en una noche de niebla, el protagonista pretende pasarse al bando de los que considera sus auténticos compañeros, y, cansado y desorientado, vuelve a la posición de la que creía haber huido.

La historia es fascinante. Hay muchas parecidas en la locura a la que condujo el golpe de Franco . Y, seguramente, conoceríamos muchas más, si los protagonistas no hubieran muerto a causa de las fatalidades que se cruzaron en sus caminos.

Afortunadamente, hay libros que las rescatan, y que deberían ser obligatorios.