Las situaciones que escapan a nuestro control, que ocurren de forma repentina y que amenazan a nuestra seguridad, producen un clima social de histeria. Todo lo acontecido por la expansión mundial del brote Covid-19 está haciendo que las rutinas habituales se vean alteradas. Muchas personas están trabajando desde casa, se han suspendido las clases de los niños y encima debemos lidiar con las emociones negativas, sobre todo el miedo al contagio. Pero, como ocurre en situaciones de este tipo, los problemas vienen por una mala gestión emocional más que por el riesgo en sí.

¿Cómo gestiono que mis hijos no vayan al colegio? ¿Cómo mantengo mi rutina laboral desde casa? El coronavirus nos está dejando muchos interrogantes que nos hacen sentir que hemos perdido parte del control. Aunque es solo algo aparente, nos afecta, pero podemos solucionarnos incorporando nuevas rutinas a la situación actual.

INTEGRAR TODAS LAS ÁREAS

La sociedad actual tiene separadas diferentes áreas: el trabajo se realiza en un entorno, la vida social en otro y la familiar, en otro diferente. Las personas con las que nos relacionamos en dichos ecosistemas también son diferentes, y eso nos ayuda a poder separar lo que sentimos en unos momentos u otros. La situación global nos está forzando a integrar esas partes sin que sepamos muy bien cómo. No ocurre en todos los puntos del país de la misma forma, pero sí son similares ciertas emociones, como la sensación de miedo y estrés.

El objetivo es mejorar el control, y podemos empezar a trabajar cada punto de forma independiente: nuestra prioridad será saber cómo hacer nuestro trabajo desde casa, con los niños sin ir al colegio y con el miedo que podamos sentir. Estos son los puntos que debemos mejorar:

1. Niños en casa

Puede ser lo que más altere la forma de vida y debemos procurar establecer una rutina, en cuanto al sueño, la alimentación, el juego o las tareas que les hayan podido mandar en el colegio. La rutina no debe ser la misma que cuando van al colegio, sino que la hora de levantarse, por ejemplo, debemos retrasarla. Esto también nos permitirá tener un tiempo para nosotros, y así organizar el día, estar en silencio o avanzar con las tareas más complicadas.

2. Teletrabajo

Algunas personas ya lo hacían, lo que provocará que su situación sea más fácil. Ahora mismo lo que debemos hacer es intentar una rutina lo más similar a nuestro horario de oficina, en la medida que sea posible. La hora de levantarse sí debe ser la misma, aunque nos lo tomaremos con más calma y contaremos con tiempos extra. Intenta hacer descansos frecuentes, juega con los niños durante algunos minutos y oblígate a ello.

3. Emociones

En estos momentos, el miedo es la emoción más extendida, y la adecuada cuando debemos evaluar si hay amenazas que vayan a poner en peligro nuestra seguridad, física o emocional. Lo que la hace incapacitante es sobredetectar esas amenazas y establecer límites de seguridad excesivos. Debemos poner a prueba todo lo que leamos o escuchemos, informarnos al hablar con personas especializadas y saber, que simplemente con una prevención normal, podremos estar protegidos. El miedo que sobra, en estos momentos, no nos es útil y hay que descartarlo.

La expansión del brote está generando una alarma social que excede la amenaza que deberíamos gestionar en realidad. Ciertas medidas preventivas nos están mandando la señal errónea de que puede haber algo grave, cuando es solo una activación de nuestro cerebro que nos lleva a evitar y protegernos. Por todo ello, hay que volver a tomar el control de nuestro día a día.

* Ángel Rull, psicólogo.