La ministra española para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que dirige las negociaciones de los aspectos clave de la Cumbre del Clima de Madrid, admitió ayer la «tensión» entre los países partidarios de aumentar los recortes de emisiones de CO2 y los que «se resisten a avanzar». Este enfrentamiento está retrasando la aprobación de los acuerdos finales que no podrán votarse hasta mañana, un día después de la fecha prevista de finalización de la COP25.

«Hay países que queremos aumentar la acción climática en coherencia con lo que nos está diciendo la ciencia y otros que son partidarios de que nos quedemos en la letra pequeña de lo que se dijo hace cuatro años», criticó la ministra, que no quiso precisar de qué países se trataba. No es ningún secreto que los que se resisten a ampliar sus compromisos son China, la India y Brasil, entre otros, mientras que EEUU ni siquiera ha entrado en el debate porque ya ha iniciado su retirada del Acuerdo de París.

El gigante asiático y sus aliados se escudan, al parecer, en una interpretación peculiar de la letra pequeña del pacto, según la cual no tienen por qué revisar sus recortes de emisiones hasta el 2023. Este grupo de países no quieren que figure ningún tipo de llamamiento a la ambición climática en la declaración final de la cumbre, aunque se especifique que los países no tienen ninguna obligación de acatarlo.