España ostenta un triste récord: es el país del mundo donde las mujeres tienen su primer hijo más tarde, a los 30,5 años de media, lo que deriva en una tasa de fecundidad bajísima, la peor de los países más avanzados, según un reciente estudio publicado por el Centre d’Estudis Demogràfics de la Universitat Autónoma de Barcelona, titulado 'La infecundidad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac !!!'. No se trata de una singularidad genética ni cultural. Deriva, según los expertos, de tres factores clave: la alta tasa de desempleo y precariedad que se ceba especialmente en las mujeres, la falta de apoyo público a la maternidad y el hecho de que el cuidado de los niños siga recayendo básicamente en la mujeres. Un cóctel explosivo en el que la crisis y los recortes han incidido decisivamente.

Se podría pensar que las parejas retrasan la llegada de la paternidad para disfrutar más de la etapa juvenil sin las ataduras de los hijos. Eso es cierto, pero solo en parte. Es uno de los factores clave que explican que madres con 20 o 25 años sean cada vez más infrecuentes, pero en los embarazos mucho más allá de los 30 lo que más pesa es la falta de un marco laboral y familiar que evite convertir la paternidad en una carga demasiado pesada.

Es obvio que tampoco se trata de una decisión voluntaria. “Las mujeres que no desean tener hijos y mantienen esta decisión a lo largo de su vida fértil son una minoría, siempre inferior al 5%. De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea con la mayor distancia entre el número de hijos deseados y el número tenido”, según el citado estudio. La infertilidad primaria, la que afecta a las mujeres independientemente de su edad, tampoco es un factor, ya que explica solo el 2% de mujeres sin hijos.

POSPONER LA DECISIÓN

La clave reside en “aquellas mujeres que pueden y quieren tener hijos y están en las edades socialmente consideradas para ser madre pero queoptan por posponer la decisión unos años porque no reúnen las condiciones familiares y/o materiales óptimas para asumir los costes de la reproducción”, afirman los autores. La decisión se retrasa hacia unas edades en las que la fertilidad “entra en rendimientos decrecientes”, lo que acaba “trucando los proyectos reproductivos” de muchas mujeres.

El resultado es una buena parte de algunas de generaciones de mujeres acabarán renunciado la maternidad. El estudio calcula que el 29% de las nacidas en la segunda parte de la década de los 70 (entre 1975 y 1980) no habrán tenido hijos cuando cumplan 50 años.

“La frustración de los proyectos reproductivos de las españolas y los españoles, incluso la asunción de la infecundidad como opción, no puede entenderse sin la falta de apoyo real a la conciliación de la vida familiar y laboral, sin un decidido apoyo a la promoción de jóvenes y mujeres, y con una política en general basada en la extensión de la desregularización y la inseguridad. El desempleo, el trabajo precario, el acceso a la vivienda, la consolidación laboral, las largas jornadas, los bajos salarios y la escasas políticas públicas no ayudan a la reproducción, ni los bolsillos de la gente joven ni las políticas de apoyo a la reproducción (por ejemplo, la educación preescolar gratuita). Si a todo esto añadimos que la mayor parte del coste de la reproducción recae sobre las mujeres, la infecundidad está servida”. Este es la conclusión final de los autores del trabajo, Albert Esteve, Daniel Devolder y Andreu Domingo, que muestran su perplejidad por el poco debate que genera el hecho que “una de cada cuatro mujeres no pueda cumplir sus expectativas" de tener hijos por cuestiones sociales.