Caminar unos cuantos metros es para Baltasar una carrera de fondo. Moverse de una habitación a otra dentro de su propia casa le supone un sobreesfuerzo que le deja casi sin aliento.

Con más de 320 kilos, está desesperado porque su vida corre peligro. Necesita que le extirpen la vesícula, pero no le pueden meter en el quirófano. Denuncia que los hospitales gallegos no están preparados para tratarle. No hay básculas ni camas que soporten su peso.

Desde el Servicio Gallego de Salud aseguran que nunca han rechazado a un paciente por su peso, pero se les exige que adelgacen antes de operarles. Baltasar se siente incapaz de adelgazar por si solo y exige a la Sanidad pública una solución para poder vivir con dignidad.