Para alcanzar una cima hay que ser "un gran deportista" para poder sobre llegar a lo alto de una montaña hay que, sobre todo, "soportar la dureza de las condiciones climatológicas y de la altitud", y más aún cuando el escalador se trata de una persona discapacitada. Este es el reto de Rafael Ayora, un militar que capitanea el Grupo Militar de Alta Montaña con el que ciegos y discapacitados físicos han logrado coronar cimas de casi 7.000 metros de altitud.

--Se diría que en eso de la montaña también estamos en la cúspide...

--Sí, España está en montaña entre los grandes, no solo en ochomiles sino también en dificultad, en expediciones de todo tipo.

--De todos modos, para gestas increíbles, las que usted lidera, pues eso de coronar montañas tan altísimas junto a ciegos es digno de admiración.

--Antes de hablar de eso, del Grupo Militar de Alta Montaña, deberíamos encontrar una palabra que pudiese definir a los discapacitados con más mimo. Yo no sé cuál sería, pero hablamos de que les falta algo --ojos, piernas, manos, brazos--, y cuando estás con ellos tienes la sensación de que son tan capaces como tú. Ellos nos demuestran que la única barrera que existe es el que uno mismo se impone.

--Pero siempre necesitarán de usted, de sus lazarillos..

--Como yo necesito de todos los demás. Si necesitan un guía se lo ponemos y punto. Yo he estado con ellos en el Parinacota, en Bolivia, a 25 grados bajo cero, con ráfagas de viento helado, y ellos me demostraron que su fuerza de voluntad y superación estaba a la altura de los mejores, de los campeones. Da gusto escalar con ellos. No hay nada más hermoso en esta vida que ser los ojos de un ciego. Nada.

--¿Qué es lo más impactante de trabajar, sobre todo con ciegos, en esas condiciones?

--Sin duda, el momento en que haces cima.

--Porque la expedición logra el objetivo previsto, supongo.

--No, porque la mayor recompensa y placer que se siente cuando alcanzamos cualquier cima, es la satisfacción de la vista que tienes a tus pies. Y, llegado ese instante, tú tienes que compartir el placer visual con alguien que te pregunta insistentemente: "¿Qué se ve?, porque esa persona que también ha hecho cima y está tan feliz como tú, no puede disfrutar por sí mismo de esa vista. Es ahí donde tú eres sus ojos y le narras todo lo que se ve. Puedo prometerle que no hay cosa más emocionante que contarle a un ciego lo que ves y lograr que él se sienta tan recompensado como tú.

--No me engañe: ¿a que un día coronará con los suyos un ochomil?

--No sé si lo lograremos, pero preparados lo estamos, ellos y nosotros. Es más, tenemos en marcha un proyecto para intentar el Cho Oiu, la sexta cima del mundo, con 8.201 metros. Y, sí, ese puede ser nuestro próximo gran reto, el ochomil que nos falta.