Ha conocido tres siglos. Joan Riudavets Moll, de 113 años, ha sido inscrito en el Libro Guinness de los récords como el hombre más viejo del mundo. El reconocimiento no ha alterado su tranquilo y sosegado ritmo de vida en la pequeña población menorquina de Es Migjorn Gran, donde nació el 15 de diciembre de 1889. Mantiene el mismo espíritu lúcido y escéptico de siempre y no da importancia al hecho de protagonizar este extraordinario caso de longevidad.

Acompañado y cuidado amorosamente por su hija Paca, al centenario menorquín sólo le preocupa la avalancha de periodistas que desean entrevistarle. No comprende el interés que despierta su vida: "Ya lo he contado todo, y siempre me preguntan lo mismo", asegura.

Joan, que reúne el espíritu emprendedor y la seriedad de los menorquines, se caracteriza por su modestia y sentido de la honestidad. Esto le llevó a renunciar a la mensualidad simbólica de "cinco mil duros" que le concedió una caja de ahorros, como premio, al cumplir los 105 años.

"Siempre he vivido de manera modesta y digna, como me enseñaron mis padres --explica--. Me jubilé hace 50 años y la pensión que me adjudicaron ascendía a 300 pesetas. Nunca he aspirado a tener riquezas, sino a vivir tranquilo, en paz conmigo mismo". "Lo importante es actuar con honradez". dice.