El Premio Nobel de Física del 2009 fue concedido ayer a tres investigadores por el desarrollo de dos revolucionarias tecnologías ópticas que han tenido una rápida aplicación práctica. Los ganadores son, por una parte, Charles Kao, uno de los pioneros de la fibra óptica; y por otra, Williard Boyle y George Smith, creadores del llamado sensor CCD, presente en todas las cámaras digitales.

La Academia de Ciencias sueca calificó a los tres de "maestros de la luz" por haber permitido "el desarrollo de numerosas innovaciones para la vida cotidiana y aportado herramientas para la exploración científica". En un reparto poco habitual, Kao (Shanghái, 1933, pero de nacionalidad británico-estadounidense) se llevará la mitad del millón de euros del galardón, mientras que compartirán el resto Boyle (Amherst, Canadá, 1924) y Smith (White Plains, EEUU, 1930).

Los descubrimientos de Kao, dice el acta, "abrieron la vía a las modernas comunicaciones". Desde joven, Kao estaba convencido de que las fibras de vidrio ópticas tenían gran potencial para transmitir información. En 1966, concluyó que el problema que presentaban era que el vidrio debía ser purificado. Había que producir vidrio de una transparencia nunca antes obtenida, algo que se consideraba factible pero difícil.

Con una fibra del vidrio más puro sería posible transmitir señales de luz a través de 100 kilómetros, en lugar de los 20 metros de las fibras entonces disponibles, sostuvo Kao. Y así fue. Su ±entusiasmoO inspiró a otros investigadores y acabó desembocando en 1970 en la creación de la primera fibra óptica superpura.