Cuando el cáncer de páncreas empezó a atacar hace cuatro años al biólogo celular Ralph Steinman, su vida pudo prolongarse gracias a un tratamiento basado en su descubrimiento de las células dendríticas, que tienen la capacidad de activar los linfocitos llamados células T que ayudan a regular la adaptación inmunológica y contribuyen a expulsar del cuerpo microorganismos invasivos. La trascendencia de ese logro ha sido reconocida por el comité del Premio Nobel de Medicina, que ayer anunció que el galardón de este año es para el trabajo del canadiense junto a los descubrimientos también en el terreno inmunológico del estadounidense Bruce Beutler y el francés Jules Hoffmann.

Pero poco después de que se anunciara el premio, la Universidad Rockefeller de Nueva York, donde Steinman dirigía el Laboratorio de Fisología Celular e Inmunología, informó al comité del Nobel de que el biólogo, de 68 años, había fallecido el pasado viernes. Una papeleta --las normas del comité prohíben desde 1974 los reconocimientos póstumos-- que ayer por la tarde se solucionó: el Nobel a Steinman se mantiene porque cuando se le concedió se desconocía que el agraciado había muerto. La Fundación Nobel considera, por tanto, que se obró "de buena fe".

Tras recibir la comunicación oficial de la muerte, el comité emitió un comunicado donde daba las condolencias a su familia mostrando su "profunda tristeza y lamento" por el fallecimiento. Está previsto que la mitad de los 10 millones de coronas suecas --o 1,1 millones de euros-- sean para los herederos de Steinman y que la otra mitad se reparta entre Beutler y Hoffmann.

NORMAS CLARAS

Las normas del Nobel son claras. Aunque en 1931 el poeta Erik Axel Karflfeldt recibió el galardón de literatura meses después de haber muerto y lo mismo sucedió en 1961 cuando se reconoció con el Nobel de la Paz a Dag Hammarskjold, que había fallecido en un accidente de avión en una misión de paz de Naciones Unidas en el Congo, en 1974 se impuso el veto. Y lo único para lo que se dejó margen es para mantener el premio si el galardonado moría después de que se anunciara pero antes de la entrega (algo que sucedió en 1996, cuando el nobel de economía William Vickrey falleció antes de la ceremonia).

En el caso de Steinman el comité reconoce su trabajo y el de Beutler y Hoffmann, que en los años 90 (dos décadas después del descubrimiento del canadiense) identificaron por primera vez las proteínas receptoras que reconocen bacterias y otros microorganismos y activan la primera línea de defensa del cuerpo conocida como inmunidad innata. "Han hecho posible el desarrollo de nuevos métodos de prevención y tratamiento de enfermedades", reza el comunicado oficial de la Fundación Nobel.

El trabajo de los tres contribuirá a mejorar la lucha contra la artritis reumatoide, la diabetes tipo 1, la esclerosis múltiple y enfermedades inflamatorias crónicas. También, el cáncer. Incluyendo el de páncreas.