Las disculpas del científico James Watson, rectificando su comentario de que los negros son menos inteligentes que los blancos, han llegado demasiado tarde. El premio Nobel de Medicina, de 79 años, dejó ayer precipitadamente Londres y regresó a EEUU, después de ver cancelada la gira de conferencias que tenía previsto llevar a cabo en Gran Bretaña. Los ecos de la polémica suscitada por sus declaraciones a The Sunday Times también le han causado problemas en su propio país. Así, la junta directiva del Centro de Estudios Cold Spring Harbor, en Nueva York, el prestigioso laboratorio en el que el nobel ha trabajado durante medio siglo, ha decidido castigarle suspendiéndole en "las funciones administrativas" que venía ejerciendo.

La futura relación laboral del descifrador del ADN con el centro de investigación será discutida en una ma reunión por sus directivos. "Los comentarios atribuidos a Watson son sus opiniones personales y no reflejan de manera alguna los valores de la junta directiva del laboratorio, su administración o sus docentes", dijo el presidente, Bruce Stillman. Los miembros de la junta han dejado clara su "vehemente discrepancia" con el biólogo por unos comentarios que les han "sorprendido y apenado".

La sociedad de científicos de EEUU también lo ha condenado. El nobel aprovechó la presentación de su autobiografía el jueves en Londres para disculparse por lo que considera una mala interpretación y aseguró no haber querido sugerir jamás que los africanos tienen la capacidad intelectual mermada. "Estoy avergonzado por todo lo que ha ocurrido", afirmó ante científicos y periodistas.