Rosa López, que fue Rosa de España, ha vuelto, pero poco. La Cenicienta de la Alpujarra continúa sin cantar pero ya tiene ánimo para dar cuenta de su desánimo. ¿Qué ha hecho Rosa estos meses, mientras Bisbal conquistaba América y Chenoa conquistaba a Bisbal? Rosa, natural como la vida misma, dice que estos meses ha recuperado la normalidad que, según ella, consiste en "dormir y fregar".

El regreso de Rosa a la vida exterior la ha hecho merecedora de dos portadas de la prensa del corazón y las correspondientes entrevistas interiores. La cantante y Raquel Mosquera son las buenazas oficiales de las revistas rosas y, precisamente por eso, son sometidas a todo tipo de maltrato estético. Una burla que merecería una denuncia a la Comisión de Derechos Humanos.

Ni la viuda de Pedro Carrasco ni Rosa López han sido llamadas por el camino del buen gusto y probablemente carecen de criterio a la hora de vestirse, pero ya que les ponen un estilista para las entrevistas, al menos que las conviertan en princesas y no en mendigas disfrazadas de nueva rica.

El atentado al buen gusto al que son sometidas sistemáticamente ambas parece, además, una sutil venganza de quienes las deben considerar poco dignas de aparecer en esas páginas satinadas.

Mientras a cualquier miss, salida quizá de un concurso amañado, la visten de Versace o Valentino para dar lustre a la chica y publicidad a la marca, a la pobre Rosa le ha tocado un estilismo de grandes almacenes, sección tallas grandes off course, lugar dignísimo, sin duda, pero donde lo más fashion que venden es una falda-pantalón.