TNto sé por qué critican tanto a Alvarez Cascos con lo que está haciendo por el arte moderno. Desde que se enamoró de la galerista María Porto, las autovías y los aeropuertos se han llenado de vanguardia creativa. Más le valdría a algunos alcaldes extremeños que yo me sé echarse una novia Marlborough a ver si así avanzábamos un poco en decoración urbana. Me permitiría sugerir a la galerista cacereña María Llanos que hiciera un esfuerzo y mirara con buenos ojos a Saponi y a Celdrán por si surgiera el flechazo y acabara así esta fiebre de fuentes estilo Montjuic, este frenesí de lavanderas, nazarenos, mineros y azafatas que invade nuestras calles.

Yo no digo que las lavanderas o los cofrades no merezcan una escultura, sino que se podría arriesgar algo más en la estética. Porque aquí parece que desde que se homenajeó a la Leoncia, singular vendedora de periódicos, todas las esculturas se hacen con el mismo molde y tenemos a la pobre Leoncia disfrazada de minero, la Leoncia con capirote, la Leoncia de joven cuando era azafata, la Leoncia cuando iba a lavar, los pajaritos de la granja de la buena de Leoncia... En escultura, nos hemos quedado en las figuras de cera de Madame Tussaud y no hemos llegado ni tan siquiera a Rodin. Yo no digo que los alcaldes se ennovien con María Llanos, pero al menos podrían tomar un casto café con ella, a ver si así descubrían que hay escultores extremeños capaces de homenajear a las lavanderas cacereñas o a los poetas pacenses desde la modernidad.

*Periodista