Si en estos días todo el mundo habla de la "histórica misión de la NASA y SpaceX" no es tanto por la misión científica en sí, sino por las circunstancias geopolíticas en la que ha despegado. Hace 64 días que los astronautas estadounidenses Robert Behnken y Douglas Hurley despegaron rumbo a la Estación Espacial Internacional a bordo de un emblemático cohete Falcon 9, diseñado por Space X, convirtiéndose así en la primera misión espacial que salía desde suelo estadounidense desde el 2011. Tras dos meses de ingravidez, los astronautas volvieron este domingo a pisar el suelo terrestre gracias a una cápsula Crew Dragon, también de Space X, que aterrizó con éxito en el golfo de México, muy cerca de Pensacola (Florida). El cometido no tendría nada de especial si no fuera porque, según apuntan los analistas, "esta misión abre las puertas a que más personas vayan al espacio, también con fines turísticos".

La explicación es sencilla. La colaboración entre agencias espaciales y empresas despega para marcar un punto de inflexión en la exploración espacial. El logro que se celebra en estos días, de hecho, se puede leer como la antesala del ambicioso proyecto de "democratizar el espacio"; es decir, abrirlo a empresas y particulares. Hace justo un año que la NASA anunció que abriría la Estación Espacial Internacional a misiones privadas de hasta 30 días, con un coste de 58 millones de dólares por viaje, gestionado por SpaceX, y de 35.000 dólares por noche en microgravedad. El primero en lograrlo, según anunció Elon Musk, será Yusaku Maezawa, el decimoctavo hombre más rico de Japón. La misión aterrizada este domingo, de hecho, finalizó su retransmisión con un "Gracias por elegir SpaceX", en alusión al mensaje de cortesía que se oye tras un vuelo (en la Tierra, claro).

VIAJES PRIVADOS Y TURISMO ESPACIAL

Pero esto no es todo. El éxito de una misión diseñada, despegada y aterrizada en Estados Unidos vuelve a inclinar la balanza en el despegue de una nueva etapa carrera espacial; la misma en la que hace cincuenta años, en plena Guerra Fría, se competía con Rusia para la 'conquista de la Luna'. La NASA recupera su emblemática plataforma de lanzamiento de Cabo Cañaveral, en Florida, justo ahora que empiezan a despegar las misiones hacia Marte. En los últimos diez años las misiones estadounidenses han partido desde suelo ruso. Allá por el 2011 se dijo que esta era la única manera de abaratar costes, ya que los 40 millones de dólares por viaje a bordo de la Soyuz nada tenían que ver con los 1.500 millones de dólares por billete gastados hasta entonces por la NASA.

Y un tema más. Otro de los grandes hits que depara la exploración espacial del futuro es 'la era de los cohetes reutilizables'. Hasta ahora, los viajes espaciales se autodestruían de camino a su destino. Era como si el avión se fuera despedazando sobre la marcha, haciendo imposible reutilizar la infraestructura para otros vuelos. En 2017, el Falcon 9 de Space X revolucionó la industria al lograr, por primera vez en la historia, recuperar (y reutilizar) un cohete tras su despegue. En 2018, las imágenes del despegue y el aterrizaje sincronizado de los cohetes Falcon Heavy marcó un hito más en la historia de la exploración espacial; dejando como legado un Tesla, un maniquí y un disco de David Bowie flotando (todavía hoy) en el espacio. Estos avances podría abaratar drásticamente los costes de las misiones extraterrestres.

LUCES, CÁMARA Y ACCIÓN

Si las misiones espaciales siempre despegan despegadas de un cierto entusiasmo, las protagonizadas por Space X y la NASA destacan por elevar cualquier acontecimiento al nivel de un espectáculo. La última misión conjunta salió a finales de mayo, tras un lanzamiento pospuesto, fue retransmitida por streaming en un programa especial de más de nueve horas, que fue seguido, solo en Youtube, por más de 18 millones de espectadores de todo el mundo. El evento, caído en plena pandemia, también consiguió aglomerar a cientos de personas en las puertas del Centro Espacial Kennedy. Incluido el presidente Donald Trump, quien recalcó que la colaboración público-privada de la NASA con Space X "abre las puertas a una nueva era de la carrera espacial".