Liberada repentinamente por el Tribunal Suplremo de México tras siete largos años de prisión en este país, Florence Cassez se ha convertido en la nueva heroína de Francia. La suya es una historia menos épica que la de la franco-colombiana Ingrid Bétancourt, secuestrada por las FARC en la selva durante siete años, pero su caso ha tocado igualmente la fibra sensible del país. Acusada sin pruebas por la policía de formar parte de una red de secuestradores y condenada en el 2009 a 60 años, Florence, de 38 años, ha defendido su "inocencia" con uñas y dientes y ha resistido con entereza a unas duras condiciones de detención.

Su aterrizaje ayer tarde en París levantó gran expectación. Fue recibida en el aeropuerto Charles de Gaulle por el ministro de Exteriores, Lauren Fabius, y un despliegue mediático digno de una leyenda nacional. Tres horas antes, en el mismo lugar, la llegada del cuerpo del rehén francés asesinado durante el secuestro en la planta de gas de Argelia pasó prácticamente desapercibida.

La movilización de la familia de Cassez, los medios de comunicación y el Elíseo han sido claves a la hora de convertir su liberación en una causa prioritaria, contrastando con la indiferencia que rodea la suerte de los otros 2.200 detenidos franceses en el extranjero, siete de ellos condenados a muerte.

"Nicolas Sarkozy me ha salvado la vida, he pasado por momentos muy difíciles, en los que ya no tenía fuerzas para luchar", proclamó Cassez nada más poner los pies en Francia. Solo después, agradeció su implicación al actual presidente, François Hollande, quien optó por trabajar de forma más discreta que su antecesor. La decisión de Sarkozy de dedicar a Cassez el año de México en Francia provocó en el 2011 una grave crisis diplomática entre los dos países. El Gobierno de Felipe Calderón decidió anular el acontecimiento cultural.

La detención de Cassez, considerada un montaje en Francia, fue un acontecimiento en México, donde a raíz de su antigua relación sentimental con el jefe de la red de secuestradores fue presentada como "Florence la diabólica". Su liberación ha generado tanta incomprensión --especialmente entre las víctimas de secuestros-- en el país como alivio en París. El cambio de Gobierno en México no parece ajeno a la decisión de la justicia, saludada por el Gobierno de François Hollande, quien recibirá hoy a Cassez en el Elíseo.

Apoyada activamente por la primera dama, Valerie Trierweiler, Cassez se mostró radiante y emocionada pero sin perder el control ni su fortaleza de carácter. "He sufrido un secuestro, he sufrido como una víctima y creo que encarcelar a los verdaderos culpables es ayudar a las víctimas", declaró la tras abrazar a su familia.

Se mostró dispuesta a regresar a México, donde emigró para trabajar. "Se ha hecho justicia, no tengo nada que ocultar", dijo. Ayer pasó de la lúgubre prisión a la suite del lujoso Hotel Bristol de París.