Las autoridades políticas y sanitarias de Nueva York decidieron cerrar desde el jueves y por lo menos durante una semana tres escuelas del barrio de Queens donde se han detectado contagios de la gripe A, incluido el más grave hasta la fecha en la ciudad, el de un asistente de dirección que se encuentra hospitalizado y conectado a un respirador. Aunque el alcalde, Michael Bloomberg, insistió ayer en que los síntomas del virus son de momento leves, las críticas arrecian.

El hijo del hombre ingresado en estado grave con neumonía, fallo renal, deshidratación y una infección pulmonar ha desmentido al alcalde --que había sugerido que alguna condición médica previa del paciente empeoró su situación--, y ha asegurado que el único mal que afectaba a su padre era la gota. Por otra parte, un profesor de otra de las escuelas cerradas ha denunciado que la semana pasada ya alertó a las autoridades de la presencia del virus en el colegio, pero que recibió como respuesta un mensaje que aseguraba que "la gripe porcina ya no era seria" en la ciudad.

Incluso el responsable del Departamento de Salud de Nueva York, Thomas Frieden --al que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, escogió el jueves para dirigir el Centro de Control y Prevención de Enfermedades federal--, reconoció ayer que el virus del H1N1 se está propagando de forma más rápida que la gripe corriente.

La agencia federal confirmó también que en 22 estados la actividad del virus se extiende "más de lo esperado". Las muertes confirmadas por la enfermedad en Estados Unidos son ya cinco. 173 personas están hospitalizadas y la mayoría de contagios afectan a personas de entre 5 y 24 años.