Nadie puede explicar del todo por qué el movimiento antivacunas ha arraigado con extremada fuerza entre la comunidad judía ultraortodoxa pero lo ha hecho y los efectos de ese rechazo a la ciencia están causando estragos. Esa comunidad está en el centro de un rebrote del sarampión en Estados Unidos, donde oficialmente la enfermedad se había erradicado en el año 2000, y en particular en el estado y la ciudad de Nueva York. Y la administración municipal dirigida por el alcalde Bill de Blasio tomó ayer la decisión de declarar una emergencia de salud pública e imponer la vacunación forzosa en cuatro códigos postales de Williamsburg, uno de los barrios de Brooklyn con mayor asentamiento de judíos ultraortodoxos.

Nueva York, donde en el 2017 se registraron solo dos casos de sarampión, tiene constancia de al menos 285 casos de contagio desde que el último brote de la enfermedad apareció el pasado otoño. El ritmo se ha duplicado desde febrero. En la inmensa mayoría de los casos los enfermos son menores de edad. Y 21 de los casos han requerido hospitalizaciones, cinco de ellos en unidades de cuidados intensivos.

MULTAS DE HASTA 1.000 DÓLARES / La ciudad intentó en diciembre aplicar una orden prohibiendo que los menores no vacunados asistieran a sus colegios o parvularios pero ese decreto se demostró ineficaz. Y las autoridades municipales han decidido intensificar las medidas imponiendo la vacunación en los distritos señalados. Quien no cumpla la nueva orden dictada por la comisionada de salud, Oxiris Barbot, podrá enfrentar multas de hasta 1.000 dólares.

La ciudad amenaza también con sancionar e incluso imponer cierres temporales a las yeshivas (escuelas religiosas tradicionales judías) que no mantengan fuera de sus aulas a los no vacunados. Uno de esos centros, según datos del departamento de salud de Nueva York, está vinculado a 40 casos. «No podemos permitir que esta peligrosa enfermedad regrese a la ciudad de Nueva York, tenemos que pararla ahora», dijo, anunciando la emergencia De Blasio, que definió Williamsburg como el «epicentro de un brote de sarampión que es muy, muy preocupante y con el que hay que lidiar inmediatamente». El primer edil también recordó que «la vacuna del sarampión funciona. Es segura, es efectiva y su eficacia está probada».

Según el plan neoyorquino, quienes tengan seguro médico tendrán cubierta por sus pólizas la vacuna triple vírica contra sarampión, paperas y rubeola. Quienes no tengan seguro podrán pagar lo que se puedan permitir y en los casos de más necesidad se ofrecerá de forma gratuita.

La medida llega dos semanas después de que el condado de Rockland, un suburbio neoyorquino también con fuerte arraigo de judíos ultraortodoxos y vinculado al virulento brote de sarampión, con al menos 160 casos registrados, declarara su propia emergencia por la que prohibió a los no vacunados acudir no solo a escuelas, sino también a otros espacios públicos como supermercados y parques. Un juez estatal paralizó la orden la semana pasada y ahora las autoridades locales buscan cómo proseguir.