Pactaron su muerte por internet y la llevaron a cabo. Nueve jóvenes protagonizaron ayer en Japón dos presuntos casos de suicidio colectivo. Fallecieron asfixiados en automóviles siguiendo las mismas pautas: encendieron braseros portátiles y se envenenaron al aspirar el mortal monóxido de carbono que desprendió la combustión del carbón quemado dentro de los coches cerrados.

Los sucesos ocurrieron en dos lugares diferentes de las cercanías de Tokio. En uno murieron cuatro muchachos y tres chicas juntos en un automóvil. El escenario fue Saitama, al norte de la capital. En Kanagawa, en el sur, otras dos mujeres de 21 y 27 años se quitaron la vida.

AVISO POR EL MOVIL La policía, que investiga si los casos están relacionados, encontró un monovolumen con los cuerpos de los cuatro chicos y las tres chicas en una zona de montaña. El hallazgo se produjo después de una intensa búsqueda suscitada tras el aviso del amigo de uno de los de los suicidas, que recibió en su teléfono móvil un mensaje en el que aquél le anunciaba sus intenciones.

El coche, alquilado, tenía las ventanas cerradas y selladas con plástico, y en su interior se hallaron cuatro quemadores de carbón para barbacoa, por lo que parece evidente que los siete murieron por inhalación de monóxido de carbono. La policía encontró notas caligrafiadas en las que los jóvenes explicaban las razones de su acto. También en el caso de las dos suicidas de Kanagawa se encontraron las ventanas selladas y quemadores con carbón dentro de un vehículo de alquiler.

El primer suicidio sigue el patrón de personas que se encuentran en la red y deciden quitarse la vida juntas. De hecho, las siete víctimas se conocieron a través de internet. No es un fenómeno nuevo. El año pasado se produjeron en Japón de este mismo modo 34 pactos de muerte en 12 casos.

Y precisamente hace tres semanas otros cuatro jóvenes también se suicidaron con braseros similares en un automóvil estacionado a cinco kilómetros del aparcamiento de los montes de Minano, donde apareció ayer el vehículo con los cadáveres de los siete jóvenes.

Los investigadores siguen la pista de las llamadas páginas de suicidas en internet. Pero, por otra parte, el fenómeno de quitarse la vida en Japón es más antiguo y extenso que la red. En cuanto al suicidio juvenil, algunos expertos señalan como motivo la pérdida del sentido de gravedad del óbito causada por la escasa presencia de la muerte en la familia japonesa actual, combinada con la omnipresencia de la realidad virtual.