La idea de tasar al sector de la aviación para compensar su impacto sobre el medioambiente lleva meses planeando, aunque sin demasiado éxito hasta el momento, entre los gobiernos de la Unión Europea (UE). Nueve países, con Holanda a la cabeza, han decidido ahora dar un paso al frente y hacer un llamamiento a la próxima Comisión Europea (CE), que liderará la alemana Ursula von der Leyen, para que abra el debate y presente algún tipo de iniciativa europea para gravar al sector. «La aviación conecta a gente en todo el mundo y es importante para el crecimiento económico», pero también «tiene un impacto significativo en el medioambiente. Causa aproximadamente el 2,5% de las emisiones de CO2 y genera ruido y contaminación del aire», alertan los ministros de finanzas de Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suecia, Alemania, Francia, Italia, Dinamarca y Bulgaria en una declaración política suscrita ayer en los márgenes del Eurogrupo. Los nueve ministros recuerdan que, al contrario de lo que ocurre con otros modos de transporte, la aviación está exenta de impuestos especiales. Tampoco se aplica el IVA a los vuelos internacionales, ni existe una tasa coordinada para los billetes ni ningún instrumento económico para frenar las emisiones de gases con efecto invernadero de esta industria. Todo esto hace, a su juicio, que las emisiones de CO2 y las externalidades negativas -como ruido o contaminación- no estén suficientemente cubiertas en el precio de los billetes de avión internacionales.

De ahí su llamamiento a la Comisión Europea para que abra el debate sobre los precios de la aviación y plantee opciones, que podrían consistir en una tasa a la aviación u otras políticas similares teniendo en cuenta los sistemas nacionales más efectivos, la competitividad de los sectores afectados y la posición geográfica y el desarrollo de las infraestructuras de transporte en los diferentes estados miembros. «Hacemos un llamamiento a la Comisión Europea para que presente una propuesta», instan en la declaración. No se trata solo de Holanda, sino de un amplio grupo de países europeos que piensan que es inaceptable que el transporte aéreo no sea gravado, al contrario que viajar en coche, autobús o tren», advirtió el secretario de Estado de Finanzas holandés, Menno Snel. De la misma opinión es su colega francés, Bruno Le Maire. «Debemos establecer lo antes posible una tasa europea al transporte aéreo, indispensable para luchar contra el calentamiento global. Es más, si no hay acuerdo en la UE antes de finales del 2020, tanto Holanda como Francia anunciaron su intención de actuar a nivel individual. En el caso holandés, de hecho, la iniciativa ya es objeto de tramitación parlamentaria. Alemania también planean aumentar las tasas a los pasajeros aéreos en el marco de una nueva ley climática que pretende destinar los beneficios a la mejora del sistema ferroviario. Hasta ahora, la idea no ha cuajado en la UE por las diferentes posiciones que mantienen los estados miembros y porque, como toda propuesta en materia de fiscalidad, requiere de la unanimidad a la hora de decidir lo que complica enormemente la búsqueda de consensos. Entre los países reacios, por ejemplo, está España por las características de país periférico, turístico y el peso de las islas, pese a que en algún momento se ha abierto a estudiar una tasa propia.