Los expertos lo definen como la primera causa de muerte y enfermedad a nivel mundial, relacionado con hasta una de cada 10 muertes de personas entre 15 y 95 años. El alcohol mata poco a poco, pero los datos que existen sobre su alcance tan solo representan la punta del iceberg. Un nuevo artículo publicado en la revista The Lancet, el más grande realizado hasta la fecha, alerta de que el consumo de alcohol está relacionado con hasta 2,8 millones de muertes cada año en el mundo. Unas cifras a partir de las cuales los autores concluyen que no existe un consumo seguro de alcohol que compense todos los efectos adversos producidos por esta sustancia.

Para esta nuevo metanálisis se han analizado los datos recopilados por más de 600 estudios realizados entre 1990 y el 2016. Un enfoque mucho más amplio respecto a las investigaciones tradicionales (normalmente centradas en áreas geográficas y ventanas temporales más reducidas) que ha permitido analizar este fenómeno con una mayor perspectiva. De ahí las conclusiones tan contundentes alcanzadas por el estudio: el alcohol supone un peligro para la salud pública.

«Los riesgos para la salud asociados con el alcohol son muy grandes. Nuestros hallazgos son consistentes con otras investigaciones recientes, que encontraron correlaciones claras entre beber y la muerte prematura, el cáncer y los problemas cardiovasculares», afirma Emmanuela Gakidou, investigadora del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington y autora de este nuevo estudio.

Algunos análisis previos habían relacionado el consumo leve o moderado de alcohol con algunos efectos beneficiosos para la salud. Es el caso de, por ejemplo, las presuntas bondades de una copa de vino para cuidar del corazón. Unos datos que, de acuerdo con los autores de este nuevo estudio, no serían «estadísticamente significativos» y que, además, aun pudiéndolo ser no compensarían los otros efectos adversos para la salud.

«Estudios previos han encontrado un efecto protector del alcohol en algunas condiciones, pero encontramos que los riesgos combinados para la salud asociados con él suben con cualquier cantidad. En particular, la fuerte asociación entre el consumo y el riesgo de cáncer, lesiones y enfermedades infecciosas no compensan los efectos protectores de la cardiopatía isquémica en las mujeres de nuestro estudio», explica Griswold, primer autor del artículo.