Si en Marte hubiera bacterias o cualquier otra forma de vida microbiana, o al menos restos de su pasada existencia, el Curiosity difícilmente podría detectarlas porque sus instrumentos no fueron concebidos para ello. En el mejor de los casos habrá que esperar hasta el 2020, año en el que la NASA tiene previsto enviar un nuevo todoterreno al planeta rojo equipado con un equipo capaz de identificar firmas biológicas en las rocas y el suelo. Eso sí, como la posibilidad de hallar vida en la actualidad es remota, por no decir prácticamente imposible, la agencia espacial ya se ha apresurado a comentar que el objetivo esencial será buscar restos pasados. El futuro robot, que aún no ha sido aprobado y solo se halla en la fase de concepto, emplearía parcialmente los sistemas desarrollados para el Curiosity. Otras de las novedades es que la misión se ha concebido como una primera fase de un programa para traer muestras marcianas hasta la Tierra. El vehículo podría tomarlas, conservarlas y cederlas después a otro robot con capacidad para regresar a nuestro planeta.