TEtl 21 de diciembre está fechado el informe. El CNI firmaba y ahora reafirma que, tratando de llegar a las Islas Canarias, habrían muerto hasta 1.700 inmigrantes. Ahogados. Anónimos, se empeñan en decir algunos. Una forma sutil de despersonalizar, de añadir número al número. Gente desconocida, silencios añadidos al silencio. Subsaharianos muertos, ¿qué importa el nombre, la edad, las manos, los ojos, la ilusión de cada cual, las ansias de libertad, las ganas de vivir...? Estadística jodida y fría, además de inexacta. Un pueblo entero, como muchos de Extremadura, borrado del mapa. ¿Hombres, mujeres, niños?: Tranquilidad, son sólo números. Los números no perturban, no comen, ni sueñan, ni miran, ni preguntan. Son garabatos en un papel y da igual que cuenten muertos que sacos de patatas. Uno más uno, dos, y más uno, tres, así hasta completar un genocidio por dejadez.

Hace unos días sonó la voz de alarma y se puso en marcha la maquinaria del Estado: se mandaron patrulleras a Mauritania, fueron hasta allí sesudos políticos para alumbrar medidas y Fernández de la Vega lució modelito en Canarias con cara de circunstancias. ¿Arranque de generosidad o de compasión? ¿Fiebre de justicia? ¿Emergencia nacional para evitar tanta muerte? Nada de eso. Emergencia nacional para evitar tanto vivo, para frenar la llegada de tanto cayuco lleno de negros que miran y tiritan y ofenden con su pena y estorban. El incordio son los vivos que vienen. Los muertos sólo llegan en forma de garabato en un papel. A qué pararlos. jabuizaunex.es