Devastación. Quizá no haya un término más gráfico para intentar poner palabras a la tragedia vividas en los últimos días en Alabama y otros estados del sur de EEUU. "Nunca había visto tanta devastación", aseguró ayer visiblemente conmovido Barack Obama mientras efectuaba un recorrido por algunas de las zonas más afectadas por los tornados y que han dejado a su paso un trágico balance de más de 300 personas muertas.

Acompañado de la primera dama Michelle Obama, prometió a los vecinos de Tuscaloosa que el Gobierno federal pondrá a su disposición toda la ayuda que sea necesaria para apoyar a las autoridades locales y estatales en las tareas de recuperación. "No podemos traer de vuelta a los que perdieron la vida, ellos ya están junto a Dios, pero haremos todo lo que esté a nuestro alcance para colaborar en la reconstrucción", prometió.

Obama también quiso tender una mano a los supervivientes y dedicarles unas palabras de aliento en medio de tanta destrucción. "Nos aseguraremos de que no caigáis en el olvido", afirmó el presidente, quien celebró que ante situaciones como esta la gente sea capaz de dejar a un lado sus diferencias. "Lo asombroso de estos casos es que el enorme poder de la naturaleza nos recuerda que lo único que nos queda es tenernos los unos a los otros".

Cuesta creer que tanta gente haya perdido la vida y por eso ayer los expertos repetían algunos de los motivos que mencionan siempre ante este tipo de situaciones: por un lado explicaciones científicas sobre la rapidez con que se mueven los tornados y la velocidad que alcanzan los vientos, y por otro causas relacionadas con el tipo de viviendas que predominan en la zona, muchas sin cimientos, hechas de materiales inestables y sin sótano, refugios seguros.

Ayer tampoco faltaron las voces de quienes creen que lo ocurrido tiene que ver con los efectos del cambio climático, como Joshua Wurman, uno de los expertos más mediáticos. Sin embargo, la mayoría de los meteorólogos coinciden en que este tipo de acontecimientos tienen lugar cada 10 o 20 años. "¿Cambio climático? Nada que ver", aseguró Howard Bluestein, de la Universidad de Oklahoma.

Aunque Alabama se ha llevado la peor parte con más de 210 víctimas, según el último balance confirmado por el gobernador, Robert Bentley, otros siete estados del sureste han tenido que lamentar la muerte de algunos de sus residentes. Se estima que en total han perdido ya la vida más de 300 personas.