Tras los matrimonios homosexuales y la eutanasia, la Iglesia católica dirigió ayer su condena a la investigación con células madre embrionarias usando el lenguaje del Vaticano, con términos como

"cultura de la muerte". Bajo el lema Todos fuimos embriones, la nueva campaña repartirá siete millones de folletos en castellano, catalán, euskera y gallego, en los que insiste en que investigar con embriones es "matar".

"La ley que lo permite es injusta, un abuso de poder", denunció en la presentación el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino.

El portavoz episcopal insistió en varias ocasiones en que no se puede matar a un embrión esgrimiendo "supuestos" fines terapéuticos, porque "la vida humana no está a disposición de nada", subrayó el obispo. También rechazó la congelación de embriones porque se somete "a una vida humana a una situación violenta". Respecto a los embriones sobrantes, "tarados" o no, Martínez Camino defendió que hay que buscar cualquier solución "que no sea matarlos ni convertirlos en cobayas".

SORPRESA EN EL GOBIERNO La ministra de Sanidad, Elena Salgado, se mostró sorprendida por la campaña, ya que la investigación con células madre cuenta con un "amplísimo apoyo de la sociedad".

"La Iglesia tiene derecho a orientar a sus fieles, pero el Gobierno a atender al bien de los ciudadanos y poner los medios para que enfermedades que no tienen cura la tengan en el futuro", subrayó Elena Salgado en otro momento de su respuesta a la Iglesia católica.