TPtrimero fueron los herejes luteranos y los erasmistas, después los afrancesados y los liberales, más tarde, la conspiración judeo masónica y el contubernio de Munich y ahora, el lobby homosexual. Cada vez que España avanza, en Madrid se inventan un culpable del avance para restarle méritos al pueblo español que no puede ser maduro y progresar por sí mismo, sino que se adelanta al futuro por culpa de las malas influencias, las malas compañías, el mal ejemplo... Pero eso es en Madrid, en la Corte, donde una pandilla de señoritos desocupados y políticos ambiciosos son capaces de cualquier cosa con tal de conseguir el poder.

En Madrid, los obispos no parecen cristianos, sino hooligans de Cristo y guerrilleros de María. En Extremadura sucede todo lo contrario. Aquí, los obispos son gente de bien con sus propias ideas, pero por encima de todo ponen la caridad cristiana, el amor, la solidaridad y la prudencia. Son obispos discretos que no acuden a las manifestaciones. No por ello dejan de manifestar sus ideas sobre los matrimonios homosexuales, pero sin beligerancia, sin pensar que es lo peor que le ha sucedido al cristianismo en 2.000 años. Con los políticos pasa algo parecido porque la dirección regional del PP no es ni mucho menos de extrema derecha y me consta que el propio Carlos Floriano duda sobre los matrimonios homosexuales y si se opone es por pura disciplina de partido. De todo este revuelo artificial de la Corte madrileña me quedo con un avance: ¿Se han dado cuenta de que ya casi ningún machorro casposo cuenta chistes de mariquitas?