La Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó anoche un documento, que orienta la conducta que han de seguir los católicos en materia familiar, en el que se propugna que abogados y jueces se abstengan de participar en los procesos judiciales de divorcio. Los obispos sostienen que los profesionales del Derecho han de elegir entre "la objeción de conciencia o la mera cooperación material con el mal".

Además de satanizar el divorcio, del que se afirma que "es contrario a la justicia", el denominado Directorio de la Pastoral Familiar de la Iglesia en España arremete contra las relaciones prematrimoniales, las uniones de hecho, especialmente las homosexuales, y condena las técnicas de reproducción asistida.

El apartado sobre las rupturas matrimoniales, que dice apoyarse en el Código de Derecho Canónico y en las enseñanzas del Concilio Vaticano II, exige que jueces y abogados "eviten implicarse personalmente en lo que conlleve a una cooperación con el divorcio, ya sea a través de la mediación familiar, ya sea siguiendo los procesos judiciales que conducen al mismo".

Antes, y acerca de la figura del mediador familiar, el texto lamenta la relevancia social que está adquiriendo en "la cultura divorcista occidental" y afirma que son "instrumentos al servicio del divorcio rápido, barato y pretendidamente indoloro".

El documento, aprobado en la última asamblea plenaria del episcopado, celebrada en noviembre, fue dado a conocer por su secretario general, Juan Antonio Martínez Camino, y el obispo de Castellón, Juan Antonio Reig, presidente de la subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida y uno de los máximos exponentes del ala más conservadora del episcopado.

PRIVILEGIOS El directorio acusa en su introducción a los medios de comunicación y a los políticos de "hacer de altavoz de grupos de presión como lo lobis homosexuales" que, en su opinión, reclaman privilegios que erosionan el interés general y sitúa los conflictos relativos al matrimonio y la familia como "la principal fuente de problemas humanos" en la sociedad actual.

Los obispos advierten de que hay que tener un especial cuidado con la educación. A su juicio, desde una "pretendida neutralidad moral se ofrecen a nuestros adolescentes campañas que propugnan el lema del falso sexo seguro, entendido como una relación sexual con preservativo".