La Conferencia Episcopal Española (CEE) volvió a arremeter ayer con dureza contra la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía y animó a los padres a rebelarse contra su impartición en las escuelas católicas tras la reunión de su comisión permanente. Entre los principales cometidos que se propone la materia figura el de aleccionar al alumnado en la igualdad entre hombres y mujeres, el rechazo de la violencia de todo tipo, especialmente la sexista, y el conocimiento del sistema democrático y de los derechos y deberes de los contribuyentes.

Los obispos advirtieron a la patronal de los colegios católicos (FERE), que engloba a 1,5 millones de alumnos y al 90% de los centros religiosos, de que no deben incluirla en su currículo, ya que "va en contradicción con su carácter propio, informado por la moral católica".

Sin embargo, la FERE aprueba la materia, cuyos contenidos más polémicos --matrimonio homosexual, aborto y divorcio-- ha logrado limar tras duras negociaciones con el Gobierno. El temario, que tendrán que desarrollar las comunidades autónomas, aborda, entre otros, los desequilibrios mundiales entre ricos y pobres, el consumo responsable y el combate de las actitudes racistas y homofóbicas.

La materia está previsto que comience a impartirse a partir de septiembre y se ofertará solo en tres de los 10 cursos de la obligatoria, uno al final de la primaria y dos en la ESO. Y en los decretos de enseñanzas mínimas del Ministerio de Educación que desarrollan el programa se subraya el propósito de entrenar a los alumnos en "el debate y la aproximación respetuosa a la diversidad personal y cultural".

En un largo documento sobre la ley orgánica de educación (LOE), los prelados mantienen su rechazo a la asignatura con el argumento de que se intenta adoctrinar a los niños y formar sus conciencias con la "imposición de un relativismo moral y de la ideología de género".

MAS ARGUMENTOS "Es inaceptable en la forma y en el fondo: en la forma, porque impone legalmente a todos una antropología que solo algunos comparten y, en el fondo, porque sus contenidos son perjudiciales para el desarrollo integral de la persona", subraya el texto, aprobado durante la reunión de la comisión permanente.

El portavoz de los obispos, Juan Antonio Martínez Camino, defendió la objeción de conciencia como "medio legítimo" para expresar el rechazo a la nueva asignatura y subrayó que los padres "harán muy bien" en recurrir contra ella ante los tribunales en defensa del derecho a elegir la educación moral que quieren para sus hijos. También afirmó que obligar a los colegios católicos a impartir esta materia atenta contra la libertad religiosa y de enseñanza.