Unicef denunció que los países industrializados y las instituciones financieras de los países ricos han reducido su asistencia a los menos favorecidos desde 1990. La caída en sus aportaciones ha llevado a retrasar hasta el 2015 el objetivo, previsto para el 2000, de que todos los niños tengan acceso a la educación. De paso, se ha fijado como objetivo para el 2005 reducir el número de niñas sin escolarizar en un 30% y lograr la igualdad entre géneros. El organismo internacional calcula que para lograr esos fines los países donantes deberán aportar 60.000 millones de euros adicionales (10 billones de pesetas) en ayuda.