La posibilidad de que la expansión del virus A/H1N1 entrara en un periodo de baja agresividad y decayera la progresión exponencial de las infecciones se está cumpliendo, de momento. Era una de las opciones consideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los gobiernos desde hace dos semanas. La otra eventualidad, la amenaza de una infección más masiva y agresiva, citada el jueves incluso por altos responsables de la OMS, parece iniciar un periodo de latencia que, apuntan los expertos, podría despuntar en el invierno del hemisferio sur --el próximo verano en el norte-- o en otoño.

El presidente de EEUU, Barack Obama, admitió ayer que el virus parece no ser tan agresivo como se temía, pero que incluso así "no se puede levantar la guardia". Sin embargo, el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, organismo de referencia mundial sobre infecciones, ya ha recomendado a su Gobierno y a los de la UE que se interrumpa la administración de antivirales a todos aquellos que han estado en contacto cercano con personas infectadas.

Ese tratamiento se incorporó en España hace 10 días, en una decisión del Consejo Interterritorial de Salud (integrado por todas las comunidades), y será ese organismo quien, posiblemente en los próximos días u horas, suspenda dicha administración general de antivirales.

MENSAJES ALARMANTES La tendencia a moderar las medidas antipandémicas contrasta con los recientes mensajes algo alarmantes difundidos por algunos cargos de la OMS. El blanco de las críticas de los expertos ha sido David Nabarro, comisionado de la ONU para prevenir una pandemia gripal, el directivo que hace de enlace entre ambos organismos internacionales. Nabarro dijo hace dos días que la gripe de 1918 empezó suave y acabó "matando a 40 millones de personas" en todo el mundo.

Los mensajes de la directora general de la OMS, Margaret Chan, en cambio, merecen la aprobación de los expertos por su ajustada medida de la realidad, aunque no así los del responsable de alimentación del organismo, Jorgen Schlundt, quien tuvo que ser desmentido tras recomendar que no se comiera carne de cerdo contagiado.

Pese a estos deslices, el prestigio y la credibilidad de la OMS y de las 8.000 personas que trabajan en ella siguen siendo altísimos entre la comunidad científica. Los datos más fiables de la gripe A siempre son los que ofrece la institución, que ayer confirmó 2.500 infecciones en 25 países, una de ellas en Argentina y cuatro en Brasil, lo que evidencia que ha empezado la expansión en Suramérica.

Uno de los problemas de la OMS es que su autoridad moral no está respaldada por una verdadera autoridad ejecutiva.