Lo que sigue teniendo menos fuerza en España es la formación profesional (FP), una etapa educativa de especialización a la que el Gobierno socialista ha querido dar un impulso en la última legislatura de la mano de la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, que ha emprendido una lucha personal por devolver a la FP el prestigio que un día perdió. Su éxito ha sido desigual.

El estudio Panorama de la Educación, que anualmente elabora la OCDE y que ayer presentó el secretario de Estado, Alejandro Tiana, confirma que en España solo el 33% de los graduados en ESO obtienen luego una titulación de FP, mientras que la media de la OCDE es del 40%. Respecto a las titulaciones profesionales apenas hay diferencias entre hombres y mujeres. Eso sí, el ámbito de la administración de empresas o derecho (62%) y salud y servicios sociales (77%) está dominado por estudiantes mujeres.