La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denunció ayer que la calidad de la leche que se vende hoy en día es peor que la analizada hace 10 años y que las marcas más caras no son necesariamente las mejores.

La entidad, que ha examinado 47 marcas de leche entera que se venden en España, concluyó que las diferencias de calidad entre unas y otras son "abismales" y que la composición de algunos de estos productos puede calificarse como "fraude".

El estudio atribuye el "descenso en la calidad en las cualidades nutricionales y de composición de la leche", a que las exigencia de la ley se han rebajada desde el cambio normativo en el 2006 y al aumento del sistema de producción intensivo.

Los principales problemas detectados por la OCU se centran en la presencia de proteínas degradadas debido al excesivo tratamiento térmico de la leche, así como a la presencia de fosfatos y otros estabilizantes no declarados en el etiquetado. En cualquier caso, según la propia organización, estas circunstancias no representan un peligro para la salud pública.

Una portavoz de la OCU explicó que el necesario proceso térmico que necesita la leche "lleva en algunos casos a degradar su calidad".

"La alteración del propio sabor de la leche y la disminución de la calidad de la proteína son las consecuencias más directas", agregó.

También pidió mayor control y regulación del extracto seco magro (lo que queda de la leche tras extraerle agua y grasa), el contenido de materia grasa, fosfatos y estabilizantes.

INDUSTRIA EN PIE DE GUERRA El análisis fue puesto en entredicho por el Gobierno y puso en pie de guerra a la industria, que tachó el estudio de "irresponsable" y "poco riguroso" y anunció medidas legales para defender el buen nombre de sus productos.

A falta de conocer con detalle el estudio y la metodología usada, los ministerios de Medio Ambiente y Sanidad, aseguraron que el sector aplica rigurosamente la legislación y se garantizan la calidad, la seguridad y los derechos de los consumidores.

Junto al anuncio de medidas legales, la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), que integra a unas 80 empresas del sector con más del 95% de la producción nacional de productos lácteos, criticó que la OCU no clarifique cuáles han sido los criterios en los que ha basado sus conclusiones, así como sus métodos de muestreo y análisis.

"Por lo tanto, y a la vista de la escasa información disponible, se puede afirmar que el estudio difundido carece de todo rigor y fundamento y no le legitima a emitir las conclusiones divulgadas", agregó en un comunicado.