Desde el sábado se han encontrado 84 cadáveres en las playas del norte de la capital mauritana, Nuakchot. Los fallecidos viajaban en dos cayucos que los equipos de salvamento mauritanos rescataron el sábado con 150 supervivientes a bordo, alertados por un marisquero español. Los ocupantes no supieron determinar el número exacto de viajeros que entre los días 19 y 24 de agosto partieron de Senegal hacia Canarias.

Uno de los cayucos, que hacía aguas, se hundió poco después del rescate. En él solo hubo 18 supervivientes, según fuentes de la Media Luna Roja. Brahim Ul Ahmed Mahmud, representante de cooperación de ayuda humanitaria de Nuadibu (Mauritania), explicó que las embarcaciones eran de "baobab, un árbol que permite construir embarcaciones de entre 30 y 34 metros de eslora, en las que caben unas 140 personas". Han llegado interceptarse cayucos incluso con 172 ocupantes.

"Fallecen por varias razones, además de la sed y la deshidratación", indica Mahmud, "muchos vienen del interior, no saben nadar y llegan al cayuco extenuados y se duermen, los días previos no han paran de trabajar y correr para que no los vean". Una vez en el agua, continúa Mahmud, "se adentran en mar abierto, para traspasar las 12 millas (22,2 kilómetros) y no ser devueltos al país en el que están". Es la distancia que marca el límite de la soberanía territorial del Estado de la costa. Si los cayucos son localizados mas allá por patrulleras españolas, los países limítrofes no los aceptan. "Ellos lo saben", dice Mahmud.

José Segura, delegado del Gobierno en Canarias, expuso ayer a la agencia Efe la propuesta de acercar a los países africanos los barcos de vigilancia española, para rescatar allí a los inmigrantes y devolverlos de inmediato. Esto exigiría alcanzar acuerdos con los países costeros.

DESPLAZADOS De los 11.826 sin papeles trasladados de Canarias a la Península en lo que va de año, solo 2.189 han sido acogidos por las comunidades. Estas cifras, aportadas por el ministro de Trabajo ponen en entredicho la teoría del PP, en la que se afirmaba que los gobiernos autonómicos donde mandan eran los que se hacían cargo de la mayoría de esos extranjeros.