La violencia doméstica no conoce fronteras. Las mujeres sufren palizas mortales, violaciones, torturas físicas y psicológicas tanto en el Africa rural y en América Latina, como las urbes europeas o en las islas del Pacífico. Así lo desvela un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que pone de manifiesto que más del 30% de las agresiones domésticas se producen durante el embarazo de la mujer y que el padre del futuro bebé es responsable del 90% de los ataques.

"Este fenómeno es uno de los más grandes desafíos que tienen en estos momentos los gobiernos del mundo. Hay que exigir una tolerancia cero", afirmó ayer la que fuera presidenta de Irlanda, Mary Robinson, hoy presidenta de la ONG The Ethical Globalitation Iniciative.

Robinson fue ayer la encargada de presentar en Londres el primer informe global sobre violencia doméstica contra las mujeres, realizado por la OMS. Durante 8 años, un equipo internacional ha entrevistado a 24.000 mujeres de 10 países: Bangladesh, Brasil, Etiopía, Japón, Perú, Namibia, Samoa, Serbia y Montenegro, Tailandia y la República de Tanzania. A la vista de los resultados, los porcentajes varían, pero las experiencias tienen muchos puntos en común.

En la mayoría de los casos, los maridos y los compañeros sentimentales son los principales agresores. Entre el 13% (Japón) y el 61% (Perú) de las consultadas sufrieron abusos a manos del hombre con el que convivían. Esta cifra se incrementa al 75% cuando se alude a vejaciones emocionales y psicológicas, cuyos efectos, según han expresado muchas víctimas, son aún más difíciles de superar.