El Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), que ayer aprobaron por unanimidad los 192 países que integran la Organización Mundial de la Salud (OMS), prevé la prohibición total de la publicidad y promoción de los cigarrillos en los Estados que ratifiquen ese documento.

El texto, que entrará en vigor una vez sea ratificado por un mínimo de 40 países, supone un impulso revolucionario a la lucha contra el hábito de fumar en todo el mundo y, de forma especial, en los países pobres cuyos gobiernos tienen grandes dificultades para enfrentarse a la industria tabacalera. La firma de la ratificación del convenio está prevista para el 16 de junio en Ginebra.

Este documento ha significado tres años de negociación entre grupos de intereses enfrentados. "El paso que hoy damos aspira a salvar miles de millones de vidas", dijo Gro Harlem Bruntland, directora general de la OMS.

UN ESTADO PODRA PEDIR

CUENTAS A LA INDUSTRIA

Los países firmantes del convenio deberán convertirlo en la base de su legislación contra el tabaco, y aplicarlo en los cinco años inmediatos a su entrada en vigor.

Por primera vez, queda regulada la posibilidad de que los estados reclamen responsabilidad penal o civil a las empresas tabacaleras implicadas en procesos que concluyan en indemnizaciones. Este punto no se ha redactado como una "exigencia", sino como una opción de cada país, una concesión que fue imprescindible para que la medida no fuera rechazada por Estados Unidos.

El texto alude también al empaquetado y etiquetado de las cajetillas, que deberá ser regulado por ley para que no contribuya a su promoción con medios "falaces, engañosos o tendenciosos", indica, en alusión al atractivo de algunos paquetes.

Ese envoltorio mantendrá, en caracteres claros y que ocupen un 30% de la superficie, los avisos sobre el peligro para la salud que supone el tabaco. Deberán rechazarse los mensajes que den la impresión errónea de que unas fórmulas son menos nocivas que otras, como las inscripciones "ligero" (light), "bajo contenido de alquitrán" o "suave". El convenio prevé que los gobiernos desarrollen programas de información sobre la adicción al tabaco.

USAR EL PRECIO COMO

ELEMENTO DISUASORIO

El aumento del precio del tabaco es un eficaz elemento disuasorio de su consumo, en especial entre los jóvenes, recuerda el convenio. En consecuencia, recomienda la aplicación de medidas financieras y fiscales que graven ese consumo. El Gobierno español, afirmaron algunos redactores del texto, deberá revisar su política de precios, ya que las cajetillas de importación son un 15% más baratas que en el resto de la UE.

También se prevé prohibir o limitar la venta de tabaco a los viajeros internacionales, así como la importación de cigarrillos sin pagar derechos de aduana. Para frenar el contrabando, los paquetes deberán llevar marcas que permitan su seguimiento y control.

El convenio pide que se ayude a los productores de la materia prima que nutre a la industria tabacalera, con el fin de que no dependan sólo de este cultivo. No obstante, y como ocurre con los productores de café, los firmantes del convenio del tabaco no se han puesto de acuerdo sobre la creación de un fondo económico global destinado a ayudar a los cultivadores de tabaco.

EL FUMADOR PASIVO

TENDRA APOYO LEGAL

El documento propone que se adopten medidas "eficaces" que protejan contra el humo del tabaco en los ambientes de trabajo cerrados, en los transportes y en cualquier lugar público que decida cada país.

El factor de riesgo que el humo del tabaco supone para el fumador pasivo queda recogido en el texto. Este aspecto está regulado en muchos países desarrollados, pero apenas se tiene en cuenta en el mundo en desarrollo, donde la industria ejerce una gran y efectiva presión sobre los gobiernos. Esos países, recordó la directora general de la OMS, tendrán ahora un marco legal internacional en que apoyarse.

"Algunas potencias firmantes están claramente a favor de aplicarlo en su propio territorio, pero son reticentes a facilitar que lo hagan los países pobres y superpoblados, que son los grandes consumidores de tabaco en la actualidad", afirma Joan Ramon Villalbí, miembro del Comité Nacional de Prevención contra el Tabaco. El principal apoyo financiero de las campañas electorales de EEUU --cita Villalbí como ejemplo-- lo aporta la compañía Altria, dueña de Philip Morris (productora de Marlboro, entre otras marcas), pero ese país es el abanderado de la lucha contra el tabaco.